Waste land (que significa “basural” en inglés) es un documental más que inspirador que retrata el trabajo que Vik Muñiz, fotógrafo brasilero radicado en Nueva York, encara en Jardín Gramacho, uno de los vertederos de basura más grandes del mundo (6.000 toneladas diarias) y el más grande de Brasil, ubicado en el barrio Duque de Caxias, en la periferia de Río de Janeiro. Con todas las opiniones en contra, porque se trataba de un espacio contaminado e insalubre, se dirigió hacia su objetivo para abordar un trabajo que logró ser nominado a los premios Óscar de 2010.
Este artista, de amplia trayectoria en proyectos que combinan la fotografía y otros soportes con la integración social, estuvo alrededor de tres años instalado en Jardín Gramacho para materializar una idea que tenía en mente.
Cuando profundizamos un poco en la historia personal del autor, descubrimos que nació en el seno de una familia muy pobre, que apenas tenía dinero para hacer las cosas que le gustaban, y entonces podemos comprender por qué viene retribuyendo hace más de 15 años a la sociedad un poco de todo lo que ésta le dio durante su carrera profesional, ya que es una persona muy consagrada en el ámbito fotográfico. En una charla Tedex en la que dio un discurso muy conmovedor, Vik Muñiz contó que como su familia no tenía dinero para comprarle una cámara de fotos profesional, siempre que su tía de Miami viajaba a San Pablo para visitarlos, le sacaba algunas fotos y recién al año siguiente se las mostraba.
Años más tarde, con su equipo de trabajo y las herramientas necesarias para encarar este proyecto ambicioso, el artista emprende una investigación en dicho basural. Una vez allí, se relaciona con las personas que trabajan recolectando la basura, las entrevista, les saca fotos, y empatiza de todos los modos posibles con total naturalidad para concretar su idea: la de convertir a los empleados de Jardín Gramacho en los protagonistas de esta historia. Una idea que lejos está del ego que caracteriza a tantos otros artistas prestigiosos. ¿Por qué? Porque una vez que obtiene y selecciona una fotografía de cada persona, las monta en gigantografías y desarrolla todo el arte de cada foto con la ayuda de este grupo de trabajadores. Luego lleva las obras a una subasta pública y recauda una enorme cantidad de dinero que es donada a estos trabajadores para que puedan concretar sus sueños.
Más allá del dinero, que no compra la felicidad de ningún ser humano, pero posibilita la concreción de ciertos deseos o anhelos, lo que logra el artista y lo más maravilloso de esta historia, es motivar a un grupo de 6 personas a emprender una actividad que los emociona, los hace sentir especiales, los acerca a sus sueños, los despoja un poco de una realidad muy dura que transitan cada día. Imaginemos que los trabajadores de este basural son personas que viven en una exclusión casi absoluta, que tienen que mantener a sus familias, que por lo general no tuvieron la posibilidad de estudiar o emprender actividades relacionadas al ocio y a sus gustos, que viven para trabajar y que, además, ganan solo para comer (y a veces ni siquiera eso). Estas personas de la noche a la mañana se encontraron junto a un fotógrafo recreando su propia imagen con los desechos recolectados en su trabajo. Todos se estaban vinculando por primera vez en sus vidas con el arte, incluso también teniendo sus primeras impresiones, la conciencia de cómo se ven.
Vik Muñiz es un especialista nato en desarrollar procesos de trabajo de gran implicancia social, por eso lo que lo caracteriza frente a cualquier otro autor, más que su obra, es la manera de involucrarse con las personas para llevar el hecho artístico a su punto de máxima expresión.
Finalmente, Jardín Gramacho cerró sus puertas en 2012, pero haya algo que se abrió para siempre: las posibilidades nacidas del mismísimo margen, la idea de un mundo mejor.
Para ver Waste land completo y subtitulado en español: https://www.youtube.com/watch?v=y7n9TuudCKs