Contrafarsa, la emblemática Murga uruguaya retorna este año a los escenarios para celebrar el 20 aniversario de El Tren de los Sueños, el mítico espectáculo que marcó un quiebre en la historia del género carnavalero.
Luego de un largo período de inactividad, y alejada de los escenarios, la Murga vuelve a juntarse en el marco de sus 40 años de trayectoria. Bajo la dirección musical de Edú «Pitufo» Lombardo,y la dirección escénica de Fernando Toja, realizará tres funciones, el 1, 2 y 3 de noviembre en el Auditorio Nacional del Sodre de Montevideo, con público.
La presentación del día 3 será transmitida por streaming a través de la aplicación Recitales app para quienes estén en distintas partes del mundo y no quieran perderse este show único. Para los argentinos, las entradas ya están a la venta con precio promocional hasta fin de agosto.
Para conocer algunos detalles más de lo que será un regreso inolvidable, Palabras dialogó con Edú «Pitufo» Lombardo.
¿Cómo y por qué surgió la idea de volver a juntar a Contrafarsa haciendo el Tren de los sueños?
Por un lado, este mes se cumplieron 40 años de Firulete, una Murga de niños que inició en el año 80, en una cooperativa de viviendas en el barrio Callao de la ciudad de Montevideo, y que luego para ingresar en el carnaval cambió su nombre y salió como Contrafarsa. Por otro, justamente con la Contrafarsa, en el año 2000 hicimos el Tren de los Sueños, un espectáculo que quedó en la memoria colectiva de la gente, y ahora cumplirá sus 20 años. Entonces, nos pareció linda la oportunidad de juntar a toda la barra, con quienes hemos convivido tantos años y tantas etapas, y celebrar los dos aniversarios presentando este espectáculo.
¿Recién decías que El tren quedó en la memoria colectiva, por qué crees que pasó eso?
A lo largo de estos más de 100 años de carnaval muchos espectáculos y murgas han dejado su marca, pero lo que pasó con El Tren creo que se debe a varias razones: fue un espectáculo que se realizó de manera muy colectiva, porque muchos compañeros que hasta ese momento no escribían en la Murga comenzaron a escribir y también fue un espectáculo que marcó un cambio estético en lo visual, en lo musical, y lo letrístico. El vestuario no era el tradicional murguero, sino que estaba más relacionado con el contenido del espectáculo, y se realizó muy sobre música popular uruguaya.
Creo que todos esos puntos hicieron que quedara en la memoria, algo que no sucede siempre, tienen que alinearse varias cosas. Es como cuando creas una canción, uno nunca sabe lo que puede suceder, y a veces la gente la hace suya. En este caso pasó eso.
¿Qué cambió en la Murga y el Carnaval uruguayo desde la presentación de ese espectáculo hasta ahora?
Han cambiando muchas cosas comenzando por los sonidos de la ciudad y el ritmo de vida. Luego, las nuevas generaciones han integrado diferentes conjuntos, y a través de su mirada han planteando nuevas cuestiones y nuevos reclamos. Obviamente, también el carnaval ha cambiado en relación a sus influencias musicales, y a sus modalidades de transmisión y aprendizaje, nosotros antes teníamos una herramienta que era ir a los tablados o al Teatro de Verano a observar y aprender, hoy existen talleres, donde los ritmos están pautados, y donde gente de otras áreas del arte se inclinan hacia el carnaval.
¿Y cómo pensás que va a ser el próximo carnaval con la crisis de la pandemia del coronavirus?
El aforo de los lugares va a ser totalmente diferente, la organización también, hay que ver cómo finaliza pero se estaba barajando una prueba de admisión sin público, por ejemplo. Igualmente, por ahora está todo en veremos. Es un paso a paso, un día a día, pero todavía no hay nada muy concreto.
¿Y en relación al Tren, qué cambios implicó la posibilidad de transmisión por streaming, por ejemplo?
Nosotros estamos pensando y ensayando el espectáculo para hacerlo en vivo, más allá del streaming, aunque transmitirlo obviamente es una gran responsabilidad, porque se han realizado recitales de música, pero de murga todavía no, así que veremos cómo funciona.
¿Recién hablabas de los ensayos, qué fue lo más desafiante de poner en marcha nuevamente a la Contrafarsa?
Como todo espectáculo esta es una máquina que a medida que se va ensayando se va aceitando. Nosotros le estamos poniendo aceite en todos lados, pero nos sentimos muy cómodos, trabajamos muy seriamente, y nos divertimos mucho. Además, vemos que El tren mantiene una gran vigencia, por eso solo hemos realizado algunas mínimas modificaciones. Sabemos que vamos a encontrarnos con gente que ya vio el espectáculo y también con un público que nunca lo vio, pero al que le contaron, por eso queremos llegar con mucha solidez.
¿Pese al oficio, la responsabilidad pesa?
Obviamente, de hecho yo creo que cuando no está esa sensación de primera vez, es que algo está mal. Trabajamos muy seriamente, pero tener ese nerviosismo es fundamental. Tenemos oficio, pero no solo con oficio se hace un espectáculo, la mayor parte es el trabajo concreto que hacés hoy en función de mañana.