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Tótems: historias talladas en madera

Las comunidades nativas de Alaska dependieron en gran medida de los animales, no solo para su sustento económico y alimenticio, también como medio simbólico en la construcción de su identidad social y cultural. Al sur de Alaska se asientan los clanes de las culturas nativas Eyak, Tlingit, Haida y Tsimshian, y es donde ha tenido […]

Las comunidades nativas de Alaska dependieron en gran medida de los animales, no solo para su sustento económico y alimenticio, también como medio simbólico en la construcción de su identidad social y cultural.

Al sur de Alaska se asientan los clanes de las culturas nativas Eyak, Tlingit, Haida y Tsimshian, y es donde ha tenido mayor arraigo y riqueza la tradición en relación a los tótems. A través de ellos, familias y comunidades han transmitido sus relatos e historias de generación en generación, consolidando identidades únicas de los distintos clanes.

Para comprender la simbología presentes en los tótems es importante repasar la conformación de estas sociedades nativas al sur de Alaska

En el caso de los Tlingits, la comunidad estaba dividida en dos grupos de ascendencia llamados “moieties” (mitades). Una llamada Raven (cuervos), y otra Eagle (águilas). Mismos nombres y divisiones tenían las comunidades Haida. Mientras que los Tsimshian, al llegar al sureste de Alaska, tenían un sistema de parentesco divido en cuarto  fratrias o hermandades. Estas eran el Raven o Gganhaada (Cuervo), Wolf o Lack-giboo (Lobo), Eagle o Lack-shgeeg (Águila) y Killerwhale o Gish-budwada  (ballena asesina). Hoy se cree que los Haida pueden haber sido el primer grupo de nativos en el tallado de tótems.

Cada grupo se dividían a su vez en clanes que se consideraban emparentados entre sí dentro de cada comunidad, y se relacionaban con las otras a través del matrimonio. Vivian en grandes casas, algunas de dos pisos, habitadas por unas cinco familias.

Muchos de los postes aparecen en estas casas comunales y cada comunidad tiene sus formas y estilos distintivos. Algunos solo estaban tallados en una sola cara y otros lo hacían todo alrededor. Cada uno de los pueblos de Alaska estaba primero representado por su animal, y los clanes y familias a su vez por otros animales de apoyo.

A través de estos elementos se desarrolla una narrativa que cuenta acerca de los linajes, historias, derechos y privilegios de cada familia y grupos sociales. En el afán de plasmar el equilibrio espiritual y social, se materializa mediante la unión de «animales pasivos y agresivos». Cada una de estas partes son las que definen a cada uno de los tótems.

Mitos y realidades de los tótems

Usamos la palabra «tótem» para referirnos a estas obras por convención popular pero definitivamente inapropiada. A principios del siglo XIX se había despertado mucho interés en el totemismo, gracias a los escritos de Freud y Durkheim, entre otros. En este contexto, y al relacionarse estos postes con alguna manifestación religiosa de las comunidades, se les conoció como tótems.

Estas tallas representan la historia, los valores y sus tradiciones de una comunidad, y quizás deberían ser llamados postes heráldicos o crestas heráldicas. Sin embargo, al llamarlos tótems se les confirió más atractivo y misterio, y se relacionaron con otras formas de arte monumentales como los tiki del Pacífico Sur o las estelas mesoamericanas o egipcias.

Para quienes creen que fueron objetos de adoración religiosa, el único vínculo con lo espiritual que se le puede atribuir es por la relación con los antepasados, pero nunca fueron íconos religiosos.

Si bien los tótems forman parte del estereotipo y simbología del indígena norteamericano, junto a otros objetos como el tipi (carpas), el hacha de guerra o el tocado de plumas, han formado parte de muy pocas comunidades. Solo en esta estrecha franja de la costa oeste, al sur de Alaska, los tótems se tallaron antes del siglo XX. La práctica de tallar postes es relativamente nueva.

Cuando lo pensamos como ícono cultural, el tótem es el resultado de más de dos siglos de historia en el intercambio cultural de los pueblos, e inclusive el colonialismo. Respondieron al proceso de asentamientos indígenas, sus prácticas y políticas de representación e identificación, a través de obras de arte no concebidas como tal. No solo reflejan o identifican culturas, también muestran su integración.

Hasta el siglo XX se caracterizaba a los indígenas norteamericanos como pueblos cazadores-recolectores nómadas, y muy de acuerdo a la visión de los colonos. En este contexto estas formas de arte monumental, generalmente encontradas junto a las casas y pueblos establecidos, aparecieron para romper con algunos de los presupuestos culturales.

Los tótems y los cambios culturales

Los antropólogos han tenido un papel muy importante en la historia de los tótems. Los primeros antropólogos como Franz Boas se basaron en los tótems para crear teorías sobre la significación y evolución del desarrollo cultural de estas comunidades indígenas. Le siguieron quienes se involucraron en proyectos de preservación y restauración, trasladando muchos desde las comunidades hasta centros urbanos y museos con el objetivo de hacerlos más accesibles.

Hoy el trabajo también se da a la inversa, impulsando el trabajo de tallado local, con estudios académicos y talleres, y facilitando reclamos en después de la repatriación a sus sitios originales.

Algunos  grupos haida, dejaron de fabricar postes de gran tamaño a fines de la década de 1880, cuando  aumentaron la producción de versiones en miniatura. Al mismo tiempo, el grupo de los Kwakwaka’wakw que vivían en la región al norte de la actual Vancouver, comenzaron a realizar grandes postes con figuras múltiples, que son las que hoy se consideran más icónicas.

Los tótems se convirtieron en un gran atractivo para el turismo en el cambio del siglo XIX al XX. Los barcos de vapor habían comenzado a llegar a la costa del pacífico en la década de 1880. De esa época aparecen gran cantidad de documentos, especialmente relacionadas a los viajes e incluso publicidades, incentivando a los viajeros con glaciares, montañas, vida silvestre y tótems. Hoy los incentivos siguen siendo los mismo como atractivo para visitar Alaska.

Para la conmemoración del Centenario en 1958 el gobierno de la Columbia Británica (British Columbia), Canadá, creó la «Ruta de los Tótems» colocando postes en todos los cruces fronterizos y lugares principales desde la frontera del estado de Washington y British Columbia hasta Alaska. Originalmente se llamó la «Ruta de los Haidas», pero los expertos nativos indicaron que a lo largo del camino había exponentes de varias de las Primeras Naciones.

Sentido y funcionalidad impreso en la madera

Los significados atribuidos a los tótems son muy variados, pero podríamos identificar al menos seis tipos principales de acuerdo a la finalidad con la que fueron construidos.

  • Muchas leyendas e históricas nativas fueron representadas simbólicamente debido a la carencia de un lenguaje escrito. Estos tótems sirvieron para respaldar la transmisión oral de generación en generación.
  • Los postes honoríficos se crearon para honrar la vida y sucesos de personas destacadas, generalmente ancianas, de un clan o familia. Podríamos encontrar un paralelismo con las estatuas de próceres o figuras destacadas en la sociedad europea.
  • Los postes heráldicos, generalmente en la entrada de las casas familiares, narran su historia, su linaje y derechos y privilegios de la posición social. Estos quizás son algunos de los más reconocidos, y tenían una función clara, identificando fácilmente la pertenencia de los habitantes. No solo se utilizaron fuera de las viviendas, sino también en su interior.
  • Los potlach son los postes construidos especialmente para celebraciones propias de su cultura, festivales o eventos especiales. Inclusivo bodas o nacimientos destacados. Para las grandes festividades anuales se crearon los más grandes tótems.
  • Postes mortuorios o marcadores de tumbas se construyeron con una técnica diferente, con un hueco tallado en la parte posterior con la finalidad de contener los restos o cenizas del difunto. La talla de los marcadores de tumbas fue una práctica más extendida a medida que, debido a la conversión al cristianismo, la incineración de los cuerpos disminuyó en muchos de los pueblos. Las típicas lápidas de los colonos tuvieron la réplica en estos tótems.
  • Cuando alguna personalidad de alto nivel mostraba alguna falta en el liderazgo, o personas que incumplían con obligaciones importantes para su sociedad, se encargaba la realización de postes de la vergüenza. Su objetivo era muy claro, el de marcar a la persona o grupo que hubiera incumplido con las normas. Este recordatorio simbólico también podía alcanzar a disputas familiares, asesinatos o grandes deudas incumplidas.

Donde ver los mejores tótems

Como ya comentamos, en la región donde se asentaron las comunidades nativas al sureste de Alaska podemos encontrar los principales centros o sitios para poder ver los tótems.

Desde Ketchikan y extendiéndose hacia el norte a lo largo de muchas de las comunidades sobre el Pasaje Interior en Alaska, el arte totémico se despliega y nos cuentan la historia, tradiciones y herencia nativa. Muchos se mantienen erguidos en plena naturaleza o ciudad, otros descansan dentro de los museos.

Sitka, hogar del Parque Histórico Nacional de mismo nombre, cuenta con una gran colección de tótems cerca del centro de visitantes y a lo largo de los senderos. Las piezas, principalmente de la isla Príncipe de Gales, se exhibieron en la Exposición de St. Louis de 1904.

Ketchikan cuenta con el Totem Heritage Centre, que alberga 33 tótems recuperados de las aldeas desiertas de las comunidades Tlingit y Haida. El Centro es un hito nacional y es la colección más grande de este tipo en los Estados Unidos.

Para llegar a cualquiera de estos destinos, conduzca hacia el norte hasta Prince Rupert, Columbia Británica, y tome el ferry estatal de Alaska, realice una excursión en crucero por la costa o vuele en un servicio de jet programado.

En Canadá, la tradición de los tótems se encuentra especialmente en la región de British Columbia, cerca al estado de Alaska. La mayoría de ellos fueron talladas después de 1860, y la mayor colección está en el Museo Real de la Columbia Británica en Victoria y en el Museo de Antropología de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver.

Nuestro abordaje sobre los tótems nativos de Norteamérica continuará en otros artículos, con detalles sobre la representación y simbología de los animales, y las maravillosa narrativa a través de las historias y leyendas que ellos nos cuentan.