Asumir un riesgo para cumplir un sueño y devolverle a la sociedad una mejora, puede parecer un concepto romántico o pasado de moda, sin embargo lo que esa frase sintetiza en el siglo XXI es el espíritu que da origen a las renombradas Startups: el emprendedurismo.
Ya sea que consideremos el fenómeno desde una visión estricta, como crear un negocio desde cero, o ampliando la mirada reconozcamos que también comprende aquellas actitudes que toma una persona con el desafío de crear valor donde antes no lo había- los emprendedores sociales- o aquellos que inician un proceso tendiente a la aplicación de técnicas innovadoras en ámbitos más tradicionales; lo cierto es que durante los últimos años el fenómeno del emprendedurismo ha tomado relevancia instalándose en la agenda, hasta formar parte de las políticas de fomento del estado en todos sus niveles.
Con un horizonte prometedor, desde la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA), platean que las principal dificultad que hoy tienen los emprendedores en nuestro país es encontrar fuentes de financiamiento. Para la Asociación, que nació a fines de 2014 en paralelo al surgimiento de asociaciones de emprendedores en Chile, México, Perú y Colombia, dedicadas a relevar las necesidades de los emprendedores y diseñar políticas que reconozcan al sector como generador de valor y de nuevas fuentes de trabajo, “La industria del Venture Capital (Capital de Riesgo) se encuentra poco desarrollada en nuestro país y se necesitan más “ángeles” dispuestos a invertir una parte de su portafolio en capital de riesgo”.
Además de a la necesidad de multiplicar el apoyo financiero, la presión tributaria durante los primeros años de vida del emprendimiento, y los trámites burocráticos para iniciar una compañía, son las principales dificultades que tienen las startups en nuestro país, y según los expertos, las barreras a sortear para fortalecer el ecosistema emprendedor.
Es que pese que la Argentina se encuentra bien posicionada en los estudios que miden el fenómeno, con una tasa de emprendedurismo del 12%, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM)- estudio que releva, consolida y sistematiza información de alta calidad sobre la actividad emprendedora en más de 80 países de todo el mundo- muchas de las nuevas iniciativas no logran superar los primeros dos años de vida.
“Nuestra naturaleza fuertemente innovadora y una gran capacidad de adaptación a los cambios, hizo que durante los últimos años, pese a las dificultades, se haya dado un gran crecimiento en las empresas de base tecnológica, con un foco muy importante en las industrias de las finanzas (fintech), agro (agtech), educación (edtech) y salud, que son los sectores más dinámicos y aquellos que sin una dosis de innovación no podrán adaptarse a los cambios que se vienen”, precisan desde ASEA.
Y aunque reconocen que queda muchísimo por hacer para generar un ecosistema emprendedor pujante como el que pueden mostrar países como Chile, Colombia o Israel, destacan la capacidad de trabajo y colaboración de los emprendedores argentinos, “ahora nos encontramos trabajando en un proyecto de Ley que es transversal a todo el régimen jurídico y brinda las bases para armar un ecosistema emprendedor sólido”, aseguran.
El proyecto, “una gran apuesta que busca apoyar la actividad emprendedora y la industria de capital de riesgo en nuestro país”, aborda una infinidad de ejes entre los que se destacan: fomentar los programas educativos en todos los niveles para desarrollar cultura emprendedora e inversora en capital de riesgo; la creación de la Sociedad Anónima Simplificada (SAS), con posibilidad de que sea conformada por un único socio y con objeto amplio, en un día y de forma online; y la apertura de una cuenta bancaria y la obtención de CUIT, todo en 24 horas, algo que hoy toma más de 3 meses dependiendo el caso.
“También impulsamos el régimen simplificado de impuestos con escala gradual a la performance del proyecto; la implementación de libros societarios digitales; la posibilidad de dar acciones a empleados sin impacto fiscal negativo y de contar con un período de prueba de doce meses para la contratación de nuevos empleados”, completan desde la Asociación.
Junto a estas medidas, el proyecto normativo “que fue elaborado a partir de los aportes de un gran equipo multidisciplinario conformado por emprendedores, centros académicos e inversores”, según explican, propone el desgravamiento de entre el 10% y el 15% para empresas que inviertan en entidades de capital de riesgo; la exención del impuesto a las ganancias para los inversores y emprendedores sobre la ganancia de capital; el crowdfunding público -posibilidad de levantar dinero vía plataformas online y de pequeños inversores-, y un tratamiento impositivo especial para empresas sustentables (B Corps).
Globant, Mercadolibre o Despegar, startups argentinas que son estudiadas en el mundo, con equipos que lograron generar los pocos «unicornios» que existen en el continente, pero también VacaValiente o Paez, emprendimientos más tradicionales que conquistaron nuevos y grandes mercados, exportado sus productos a la mayoría de los países del mundo, son sólo algunos de los casos que atestiguan que el emprendedurismo en nuestro país, está llamado a dejar de ser tan solo un nicho para convertirse, como muchos aseguran, en la base de la economía del futuro.