Solo dos años después del lanzamiento del bar “Rabieta en La Paris”, y su brewhouse en la emblemática confitería del predio del Hipódromo Palermo, Rabieta “la cerveza artesanal malcriada” anunció este mes la apertura de “Pilar Brewery”, una planta de elaboración ubicada en la zona norte bonaerense, desde la que la marca asumirá el desafío de romper los límites y llegar con un producto 100 por ciento artesanal a la góndola de todos los supermercados.
Para conocer algunos detalles de este proyecto, que en septiembre sumará la inauguración de un nuevo lugar para disfrutar la mejor cerveza, y “pasar el día con amigos y en familia”Palabrasdialogó con Gustavo Schickendantz socio fundador de Rabieta y ex vicepresidente de Marketing e Innovación en Heineken Global.
¿Qué es Rabieta y cómo nace el proyecto?
Rabieta es un proyecto que surge en 2017, impulsado por un grupo de personas con un pasado muy vinculado a la cerveza, con trayectoria en las empresas más globales y reconocidas, como Heineken en mi caso, Quilmes en el de Tomás Fellner, Guinness en el de Sebastián Mackinnon, al punto que entre todos tenemos más de 120 años de experiencia cervecera, que nos juntamos con la idea de hacer algo fuera del molde: seguir impulsando nuestra pasión cervecera, generando un producto noble y menos industrial, pero que llegue a las góndolas de los supermercados.
Nuestro objetivo siempre fue hacer un producto artesanalque pudieran disfrutar la mayor cantidad de argentinos,porque si bien en nuestro país la cerveza artesanal está muy bien desplegada en bares y restaurantes, en las góndolas de los supermercados y los almacenes, donde la mayor parte de las personas van a comprarla, no tiene presencia.
Obviamente, solo para soñar con lograr romper ese límite, desde el inicio también contamos con dos muy buenos cocineros, que son sin duda son los activos más importantes de la empresa, como Rubén Diciero, que tiene 35 años de experiencia en Quilmes, y Guido Mühr, un alemán titulado en Weihenstephan, que es como el Balseiro de las cervezas en Alemania.
¿Pero es posible sin traicionar el concepto unir lo artesanal a lo masivo en el caso de la cerveza?
Hay una tendencia muy purista, que plantea que todo tiene que ser en barril, pero la realidad es que las cervezas artesanales en el mundo se hacen en plantas que tienen el tamaño de una compañía como Quilmes, lo artesanal no tiene que ver ni con la cantidad, ni con la escala de la producción sino con el proceso de producción de la cerveza: los elementos naturales que se utilizan, la manera en que la vas cocinando, los tiempos de fermentación, etc. Un conjunto de elementos que son mucho más importantes que el tamaño y el volumen que se pueda sacar, y si luego va en barriles, en botellas o en latas, porque las propiedades del producto no cambian.
Allí el problema es tener la capacidad de dar cuenta del desafío, porque estamos hablando de hacer cerveza artesanal, envasarla y mandarla a 5 mil puntos de venta en el país, para darle así la opción a la mayor proporción de consumidores, y ofreciendo una gamade estilos y sabores lo más amplia posible, que es lo que más nos gusta a todos cuando optamos por la categoría artesanal. Por eso, nuestra idea es que la gente pueda pararse frente a la góndola y decir: hoy quiero tomar una IPA así, o una Porter así, etc.
¿Y en que instancia está hoy ese proyecto?
La primer secuencia fue la creación de la marca y el producto para validar con el consumidor, generando un punto de contacto, que durante este año y medio fue el bar que tenemos en Palermo, que se constituyó como un punto de encuentro con nuestros consumidores real, fidedigno, donde los escuchamos, pudimos entrar en contacto, validamos los productos, entendimos lo que les gustaba, y lo que no les gustaba, y donde la gran mayoría pudo finalmente encontrar en la marca Rabieta un reflejo de los valores artesanales.
A partir de allí, hoy nuestra idea es que la mayor cantidad de gente pueda seguir disfrutando de ese lugar, se lleve puesto el producto y la marca, y lo recomiende con su gente, pero que, eventualmente, todos puedan ir a la góndola y extrapolar la buena experiencia que tuvieron en el bar al living de su casa, para lo que ya estamos hace unas semanas en todas las grandes cadenas, y también llegando a autoservicios, bares, etc de todo el país.
¿Y cómo se inscribe en este proceso la planta de Pilar?
Justamente, posibilitándolo, ya que con una inversión inicial de 5 millones de dólares, y equipada con tecnología de primer nivel, tiene capacidad para envasar 120.000 litros mensuales de cerveza de la más alta calidad, para desplegar en las principales góndolas.
Además, ya para septiembre, la idea es tener allí un punto de encuentro más, nuestra versión más rural, anclada, como en Palermo, también en el carácter ecuestre de Argentina.
Nosotros desde el inicio planteamos un paralelismo muy fuerte entre la forma que producimos cerveza y la forma en que se cría un caballo de carrera pura sangre, por eso hablamos de cerveza artesanal malcriada, por lo cuidadosos que son nuestros procesos, algo que además es consistente con nuestra locación en el Hipódromo, frente a la cancha número 1 de Palermo, y ahora con nuestra locación en Pilar que está al lado de la Asociación Argentina de Polo.
Una gran apuesta en un momento complicado para la economía
Para nosotros esto es una gran patriada, Rabieta es mucho más que una cerveza, es una metodología de trabajo y de vida, y nuestro objetivo es contagiar desde allí valores, una nueva filosofía en torno a la importancia de la calidad. Por todo eso lo que hacemos no está orientado a vender más, sino a tener un mejor producto. Luego veremos si se vende más o no.
Rabieta se plantea a sí misma como una pyme más: que quiere ser pujante, que le importa que el país salga adelante. Así es como, basados en una propuesta de calidad: importamos las mejores máquinas para producir y romper el molde, y también queremos que la cerveza craft pueda viajar, salir del país y representarnos.Ojalá alguna vez podamos compartir el container con otras craft para llevar cerveza argentina a todo el mundo.
Finalmente, Nosotros entendemos que la cerveza, que es un producto de 10 mil años de antiguedad, ha ido bajando de manera significativa su calidad impulsada por las máquinas de hacer billetes que son las grandes empresas.
Por eso insisto, lo nuestro es otra cosa, es reivindicar la cerveza, un producto súper noble, muy intenso, muy excitante, que yo estoy convencido es mucho más vibrante que el vino, y que por sobre todas las cosas es un gran posibilitador de momentos de profundidad, porque la gente se sienta alrededor de una cerveza como lo puede hacer alrededor de un mate, y la conversación fluye, generando momentos increíbles, que es lo que para mí la cerveza facilita.
¿A la hora de elegir entre las variedades que ofrece Rabieta cuál es tu preferida?
Aunque sobre gustos no hay nada escrito creo que la IPA que hace Cacho es un producto extraordinario, tiene un balance perfecto. Pero realmente, más allá de mi elección, todas las cervezas que estamos ofreciendo, la irish red ale, la ipa, la golden, la red honey y la wee heavyson extraordinarias.