Lautaro, Independencia, la Sociedad de los Siete; son solo algunos nombres de las logias masónicas que tuvieron un rol fundamental en la gesta independentista.

En las vísperas del bicentenario del 9 de julio, fecha que sin dudas constituye un hito fundamental en ese proceso, Palabras dialogó con Nicolás Orlando Breglia, Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.

El historiador, hoy cabeza de la organización que desde el año 1857 da organicidad y une a las diversas logias que actúan en Buenos Aires y el interior del país, repasa y desarrolla en la charla, conceptos sobre el origen de la masonería, su rol en aquella instancia histórica, pero también, su visión sobre el porvenir de la patria.

¿En principio, qué es la masonería?

La masonería es una escuela de conducta y de conocimiento. De conducta porque le exige a sus miembros tener una conducta ética hasta el final de sus días;  y de conocimiento porque exige la perfección continua en la búsqueda de la verdad. La verdad es para nosotros un concepto básico y fundamental, por eso al masón no le es permitido vegetar, sino que debe incorporar conocimiento hasta el fin de sus días.

¿Y cuáles han sido los orígenes de este movimiento?

El origen de la masonería se pierde un poco en la oscuridad de los tiempos, lo podemos ubicar junto a los antiguos gremios medievales que tenían el secreto de la construcción, a orillas del lago Di Cuomo . En esa primera etapa, denominamos a la masonería “masonería operativa”, y como particularidad, me parece importante  mencionar que en sus estatutos ya tenía una legislación laboral arcaica, donde figuraba el concepto de salario justo, la prohibición del trabajo nocturno, la jornada de trabajo de 8 horas diarias y 48 semanales, y un sistema previsional de asistencia mutua,  que asistía a los obreros que sufrían accidentes y, que si morían, asistía a sus viudas. Lo menciono porque esos derechos que los masones ya tenían en el año 1100 tardaron mil años más, recién en el siglo XX, en ser universales.

¿Y cómo fue que de aquellos gremios surgió el gran movimiento especulativo masón que alumbró los ideales de libertad, igualdad y fraternidad?

Con el paso del tiempo, ya en el año 1717, y  como consecuencia de la aparición de todo ese movimiento que fue el iluminismo, dentro de la masonería se genera un debate sobre si seguir siendo masones operativos o pasar a ser especulativos, incorporando filósofos, políticos, etc. siempre con la idea de cambiar la sociedad. En ese debate prima esa segunda posición y,  a partir de allí, se crean La Gran Logia de Inglaterra y La gran Logia de Escocia, una católica y la otra protestante, que comienzan a rivalizar por torno al trono de Inglaterra.

Las logias escocesas, que son derrotadas, se trasladan a Francia, y allí dan forma a lo que conocemos como masonería latina, masonería republicana, laica y democrática, que será la que  tendrá un rol fundamental en todo el movimiento emancipador.

¿Cuál era el objetivo inicial de esa nueva vertiente?

Democratizar la sociedad, desde una concepción egocéntrica del hombre, proteger al hombre del poder omnímodo del estado. Luchaban por la integración social, la movilidad social, por darle derechos a todos los desplazados de la época.

Estamos hablando de un momento donde por un lado tenías a los absolutistas y del otro a quienes querían democratizar la sociedad, y la masonería aporta sus mejores hombres a todo el movimiento revolucionario, no solo cientistas sociales,  políticos o intelectuales, sino también  militares.

Entre esos hombres están San Martín, Bolivar, O’Higgins,  Belgrano, entre muchos otros, que condujeron el movimiento emancipador, un movimiento que nunca fue un fin en sí mismo sino una consecuencia directa de esa lucha ideológica entre quienes querían mantener el statu quo y quienes querían atacar sus privilegios.

¿Específicamente en nuestro país, desde cuándo podemos hablar de la influencia masónica?

Los masones, especialmente en la Argentina, comienzan a tener participación a fines del siglo XVIII, con la Logia Independencia, que es la logia de los franceses, porque tenía carta constitutiva de la Gran Logia de Francia, que es la masonería latina, a la que me referí antes. Fue a esa Logia  que se afilian Belgrano y Castelli.

Después, en 1804, aparece la Logia San Juan de Jerusalén para esta parte de América” con Carta Constitutiva de la Gran Logia de Marylan, que propugnaba también por la independencia, pero planteando un sistema político que era la República Federal.

La Masonería propone dos formas de gobierno, la Monarquía Constitucional y la República Democrática, sistema al que caracteriza a partir de la existencia de controles recíprocos entre los distintos poderes del estado para poner fin al absolutismo monárquico y al poder del soberano.

Además, como posición revolucionaria plantea que la justificación del poder es a través de la soberanía popular, y para ello propugna, entre otras cosas,  la necesidad de garantizar el acceso a la educación para todos los sectores sociales.

Ya en 1810, aparece la Logia Independencia, que es la que va a actuar en el Cabildo Abierto del 22 de mayo, y que luego del contragolpe del 24, cuando se constituye una Junta encabezada por el Virrey, va a ser determinante para la definitiva constitución de la Primera Junta de Gobierno el día 25.

Cuando se da el contragolpe, los patriotas que en su mayoría eran Masones, se reunieron en la casa de Rodríguez Peña, y luego de largos debates y deliberaciones, comisionan a Saavedra y a Castelli para pedirle la renuncia al Virrey. Frente a la negativa, deciden convocar nuevamente a un Cabildo Abierto, y con el apoyo del Regimiento de Patricios, que moviliza sus tropas y sus baterías, logran imponer la Junta de Gobierno, que nosotros conocemos como Primera Junta, donde con excepción de Azcuenaga, son todos masones, como también lo son los que conforman el Primero y Segundo Triunvirato.

¿Cuál es la relación entre la Logia Independencia y la Logia Lautaro?

La Logia Independencia fue un antecedente de la logia  “Lautaro”, la gran Logia que crea San Martín, que contaba con cinco grados, los tres primeros simbólicos, presididos por Julián Álvarez, que se había juramentado luchar por la independencia del Virreinato del Río de la Plata de cualquier dominación extranjera, el grado 4to eran los que ocupaban cargos en el gobierno y el grado 5to. Caballero Kadosch, que era el que dirigía la Gran Logia, donde estaban San Martín, Zapiola, Carlos María de Alvear.

San Martín se había iniciado masón en la Logia Integridad de Cádiz, trabajó en la Logia Caballeros Racionales Nº 3 donde alcanzó el grado de Maestro Masón el 8 de mayo de 1808, participó de la fundación de la Logia Caballeros Racionales Nº 7 de Londres y de la Logia Lautaro, inspiró la Logia del Ejército de los Andes de la que fue su Venerable Maestro (Presidente), la Logia Paz y Perfecta Unión (Lima), integró la Logia Perfecta Amistad (Bélgica) y la Logia de Ivry (Francia).

Ellos, ya en el año 1813, instan a la declaración de la independencia, pero la reasunción de Fernando VII en 1814, y la vuelta del absolutismo, fue determinante para que recién en 1816 se declare la Independencia, con un Congreso donde el Presidente y también sus dos Secretarios eran masones.

En uno de sus escritos, usted refiere a una carta que le envía San Martín a Godoy Cruz, donde explicita de manera contundente la necesidad de declararse independientes

Sí, es un texto muy interesante, donde San Martín expresa: «¿Hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra independencia? Es ridículo acuñar moneda, tener el pabellón y escarapela nacional y, por último, hacer la guerra al Soberano de quien se dice dependemos, y permanecer a pupilo de los enemigos».

¿Supongo que en todo ese proceso la masonería no estuvo exenta de debates internos?

Por supuesto, dentro de a masonería existían diferencias políticas, pero siempre se trabajó, y se trabaja mucho, en el respeto por las convicciones del otro ya que nosotros creemos en las verdades relativas o parciales.  Entendemos que cada uno tiene su verdad, y que toda verdad es válida según la óptica con que se mire; y que aún cuando uno no comulgue, siempre el otro debe ser respetado. Cuando uno se despoja de sus prejuicios, cuando escucha la posición del otro, puede entender que tal vez el otro tenga razón. Estamos en contra del pensamiento único y propiciamos el pensamiento crítico.

¿Considera que es justamente a partir de esas ideas, de fomentar el respeto por el otro y aceptar el disenso como herramienta dialógica, que los ideales masones se han reactualizado?    

Nosotros consideramos que los ideales originales de la masonería aún no han sido cumplidos, porque por ejemplo en nuestro país aún estamos construyendo la República, que se ha disociado totalmente. Creemos en la República, en la división de poderes, creemos en la independencia absoluta del poder judicial.

Consideramos que una educación inclusiva y para todos aún no se ha logrado, que una salud inclusiva y para todos, tampoco se ha logrado. Obviamente, aún nos falta muchísimo para erradicar la pobreza, un objetivo por el que nosotros luchamos tanto.

Por todo eso nosotros planteamos que el pensamiento de la masonería aún es un pensamiento de vanguardia, porque es una utopía, un objetivo a alcanzar.

¿Además de la consecución de esos objetivos, cuáles son hoy los debates y propuestas de la masonería argentina?

A los masones nos ha ido muy mal en las dictaduras y bastante bien en la democracia, por eso decimos secretos en las dictaduras y discretos en la democracia. Desde ese lugar, nos parece esencial terminar con el maniqueísmo histórico y político, para poder crear una historia de unidad nacional.

Nosotros planteamos la necesidad de que en el más allá, Rosas y Sarmiento se den la mano, reconociendo en Rosas el defensor de la soberanía nacional, y en Sarmiento al padre de la educación en la Argentina.

El reconocimiento del otro ayer y hoy  es un elemento fundamental para concebir políticas comunes,  políticas de Estado, que permitan que la Argentina despegue. Por eso, en nuestras tenidas públicas, en las cátedras de libre pensamiento que tenemos en muchas universidades, en todos esos espacios, planteamos la necesidad de escuchar al otro, porque la escucha es parte integral de nuestra disciplina.

Para finalizar, cuál es desde su óptica, mirando hacia atrás pero fundamentalmente hacia el futuro, la importancia de la fecha patria que en horas se conmemora?

El 9 de julio fue un hito fundamental en la construcción de la Argentina posterior, es el comienzo de trascendentales reformas políticas, sociales, estructurales y económicas. Obviamente, hito en un camino que no ha sido fácil,  que ha sido muchas veces traumático, pero en el que la Argentina ha tenido logros fundamentales, como la política educativa, que determina una movilidad social extraordinaria, por la que una persona nacida en un hogar obrero podía y puede terminar siendo Presidente de la Nación, profesor, lo que desee. Esos principios y esos valores son los que aún hoy debemos defender, porque a partir de allí nuestro país tiene un futuro extraordinario.

También por eso considero que es vital que la dirigencia política y social se reúna, dialogue, se escuche, y desde allí podamos llegar a establecer objetivos comunes, metas que trasciendan la vida de esa dirigencia. Eso es lo que nosotros denominamos darse un proyecto nacional y regional que no sea coyuntural, sino   que dé cuenta de las necesidades y objetivos para los próximos 200 años.