“Pantallas. Cómo entramos y salimos de estos espejos oscuros donde el valor de la información domina nuestros consumos culturales”, es el título del último y reciente libro de la periodista Alba Piotto, que plantea un interesante análisis sobre los cambios más significativos producidos por la revolución tecnológica en el nuevo paradigma de la comunicación.
Después de Cuerpos Equivocados, su primera y celebrada obra, Piotto reafirma en Pantallas su interés y su capacidad para detectar las claves profundas en las que se moldean y configuran las identidades personales y sociales en la era digital.
La obra propone un recorrido minucioso, que atraviesa diferentes temáticas claves para pensar nuestra contemporaneidad como la modalidad de interacción de las pantallas múltiples, la aparición del streaming y el alejamiento de las generaciones más jóvenes de la televisión tradicional. También el concepto de “omnivorismo cultural”, con un análisis de cómo están cambiando nuestros consumos culturales mediados por las pantallas, el futuro de la prensa gráfica y el reinado del “moving content”. Además del nuevo y dinámico “star system” nacido en YouTube, entre otras.
Para conocer algunos detalles sobre las mismas Palabras dialogó con Piotto, en una charla donde la periodista brindó también claves para leer esta su obra.
Después de Cuerpos Equivocados en Pantallas reafirmás tu interés por pensar los caminos de la subjetividad en esta era.
Sí, y es que reflexionar sobre ese tema en un momento tan particular en la historia de la humanidad es apasionante. La tecnología llegó para cambiarlo todo, hoy sin duda somos seres tecnológicos, porque la tecnología no está afuera, sino que ya está encarnada, y no solo en aquellos que son nativos digitales, sino también en quienes no lo somos. Todos nos levantamos y chequeamos el celular que ya es una extensión de nuestro cuerpo, y entre otras cosas, tenemos una identidad digital que podemos manipular a gusto y piacere.
¿Esto es tan así?
Las redes, sobre todo Facebook, son como tu reality show personal, todos publicamos generalmente cosas divinas, nuestras mejores fotos, nuestros mejores momentos. Hacemos una edición de nuestra vida, seleccionando lo que queremos que los otros sepan.
Por otra parte, frente a un hecho policial, o que involucre a una persona importante, es usual en la cobertura de los medios tradicionales encontrar enunciados como: “en Facebook puso esto”, y toda una derivación de que podía intuirse lo que finalmente pasó, leyendo solo su último post. También todos hemos leído crónicas policiales que plantean que determinadas personas fueron investigadas y finalmente detenidas porque en su Facebook habían puesto frases como “ hoy me cargué a tal”, por ejemplo.
Entonces la identidad digital es central, pero retomando tu pregunta, mi respuesta es no, no creo que realmente podamos manejarla con absoluta libertad, y este es un tema que atraviesa todo el libro.
Lo que todos nosotros estamos volcando, compartiendo y suministrando son datos, datos personales sobre todo. Cuando bajamos una aplicación, con tal de bajarla le ponemos sí a todos los permisos, pero si nos detenemos a leerlos podemos ver que los que nos piden es acceder a nuestros datos, y los de todas las personas con que estamos en contacto. Datos que son una perla de oro, y no sabemos a dónde van.
Desde una visión conspirativa, ese no sabemos parece remitir a que ingresan al pentágono y son utilizados para monitorear nuestra vida, y aunque en el caso de personas muy importantes puede ser así, en general, esa información va a alimentar los algoritmos que precisamente regulan la interfaz de nuestras relaciones digitales, y que responden por qué vemos determinados anuncios, o nos sugieren determinados amigos, o páginas para seguir.
Nos relacionamos a través de algoritmos, y eso también sucede en las aplicaciones de citas, por ejemplo, como Tinder, Happen, etc. que tienen cosas alucinantes, son como supermercados donde uno va por las góndolas buscando el producto que le atrae más. Luego, muchas veces, las cosas cambian en el mundo real, pero lo cierto es que inicialmente estamos aceptando a alguien, y descartando a otros, simplemente por una foto, ese es el chiste, lo terrible, y lo real de la vida on line.
En uno de los capítulos reflexionás sobre el devenir de la prensa gráfica frente a estos cambios
Sí, y es que hace 21 años trabajo en prensa gráfica, y puedo asegurar que la tecnología, internet, las redes, la hirió en su línea de flotación. Los grandes medios están buscando todavía cuál es el modelo de negocios a seguir. Clarín del año pasado a este ha cambiado mucho, por ejemplo, aún en la edición papel, siguiendo la línea del punto com.
Hay tres vectores que son imbatibles, para lo que quieras, sea una crónica, una noticia o una novela, aquellos donde se mezcla el sexo, el dinero y el poder. Esos tres vectores son los que más atraen a la gente, y los cambios van en dirección a eso.
Jeff Bezos, dueño de Amazon y del Washington Post, planteó en una entrevista que con el tiempo los diarios se van a convertir en un objeto suntuosos y la gente va a pagar mucho dinero para leer cosas interesantes. Y yo creo que indefectiblemente va hacia eso el periodismo gráfico.
Hoy cuando un lee el diario impreso, descubre que el 88% de las notas ya las había leído en internet, entonces también se plantea cómo ganarle a twitter, a facebook, a internet, en un diario impreso.
El diario El País ha metido toda su fuerza en el on line, incluso en la distribución de la redacción, donde hoy los sectores más importantes son los que miden tendencias, los que suben las cosas a las redes, los que miden audiencias. Nuevos nichos que trajo la tecnología, y son mucho más cotizados, que aquellos que te garantizan un buen sumario. De hecho, la principal reunión del New York Times, es aquella en que se decide qué van a subir a los teléfonos móviles.
El móvil hoy es todo, los principales contenidos son móviles, en Pantallas trabajo la dinámica de los “moving content”, lo que antes decías “para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero”. Y es que realmente hoy uno se entera de las cosas camino al trabajo, en el subte, viajando como se puede, colgados, pero con el celular en la mano.
¿Qué autores o pensadores te ayudaron en este recorrido?
Yo creo que para pensar estos fenómenos, y nuestra época, Bauman y Lipovetzky son dos autores fundamentales. En Pantallas retomo sus ideas, no con la pretensión de decir yo pienso esto, sino con la de dejar de lado nuestros saberes y convicciones y preguntarnos por el sentido de estos fenómenos, esa es la pretensión del libro: hacernos preguntas sobre nuestros consumos culturales.
Y en ese camino otro de los fenómenos que trabajás son los youtubers, que calificás como un nuevo “star sistem”
Los youtubers son sin duda los nuevos famosos. Hace un tiempo nadie sabía muy bien en Argentina, salvo las madres de adolescentes, quién era Rubius. Hoy, después de aquel primer festival de 2015, y ante la masividad del fenómeno, muchos empezaron a preguntarse qué es lo que pasa en YouTube, por qué los pibes están ahí, por qué no hay nada para ellos en la tv -algo que no se debe a que a los gerentes de programación no se interesan en ese público- sino a que ellos no miran tv. El lugar de los millenials, y de quienes los siguen, es la web, no los medios que nosotros conocemos.
Frente a ese panorama, ¿qué crees harán los medios tradicionales?
Están condenados a reinventarse. En la prensa gráfica el corte de lectores es entre los 50 y los 55 años hacia arriba. En esas franjas se lee el diario, para abajo no. Estamos hablando de gente de 40, de 30, ni hablar de 20, que no está necesariamente menos informada, pero que lo hace de otra manera, a través de otros circuitos culturales. Eso es lo atrapante de este momento.
Pese a que Pantallas ofrece un minucioso recorrido, ¿qué aspectos te gustaría retomar en una obra posterior?
El tema de la comunicación y el periodismo, obviamente me parece merecen ser retomados, tal vez por un tema de desviación profesional. Realmente, yo creo que el presente es un work in progress, donde está todo on line, y estoy buscando la forma de que mi papel como comunicadora se empiece a afincar allí. Por fuera de esto, me atrae mucho el tema de los nuevos circuitos y consumos culturales que se generan en la web, donde todo el tiempo surgen cosas nuevas, Es un universo que no se estanca, ni se agota, sino que tiene la ebullición creativa de este cambio de paradigma que aún está en marcha.