La escritora Luciana Mantero es también Licenciada en Ciencias de la Comunicación y periodista, asidua colaboradora de medios como Viva, La Nación, Anfibia, Página/12, El Puercoespín, La Agenda y Miradas al Sur, entre otros.
Cultora de la no ficción, su primer libro fue “Margarita Barrientos, una crónica sobre la pobreza, el poder y la solidaridad” (Capital Intelectual, 2011), que obtuvo una mención especial del Premio Estímulo TEA al periodismo joven. Dos años después, en 2013, publicó “El deseo más grande del mundo” (Paidós Argentina), libro que hoy continúa presentando y “acompañando”, como a ella le gusta decir.
“El deseo más grande del mundo” es, ante todo, un ejercicio de periodismo literario, un libro que invita a descubrir las vivencias, los sentimientos y las sensaciones de muchas mujeres que tienen el deseo de ser madres y no pueden o les cuesta.
Pero también, “es la historia, contada en primera persona, de esta autora y de otras nueve mujeres que proyectan embarazos que no llegan o que se detienen, entre esperas dilatadas, tratamientos de fertilidad, desencuentros con sus parejas, intentos de adopción, remedios que parecen mágicos y las propias dudas sobre el deseo. Busca que nos cuestionemos hasta dónde estamos dispuestas a seguir para ser madres”.
Sobre este libro y su historia, Palabras dialogó con Mantero, en una charla donde la escritora relata el proceso de gestación de la obra, sus búsquedas, hallazgos y expectativas.
¿Cómo surgió “El deseo más grande del mundo”?
Yo me dedico al periodismo literario, por eso siempre ando a la pesca de buenas historias, de buen material para escribir, y en ese momento estaba trabajando en un proyecto en el que no me terminaba de enganchar.
Por otro lado, yo venía de atravesar una historia muy fuerte, que muchas veces cuando lo contaba, la gente me decía: “Mirá por todo lo que pasaste, mirá lo que se siente…” También, cada vez que hablaba del tema, veía que éramos muchas mujeres las que pasábamos por ahí, y siempre surgía un «mi hermana, mi amiga, mi cuñada, yo».
Era algo de lo que no se hablaba, pero como yo no tenía mucho pudor en contarlo, cuando lo hacía me daba cuenta que muchísima gente conocía a otras mujeres que habían atravesado por esto, que no era solo mi historia particular sino un fenómeno casi social.
A todo eso se le sumó que en ese momento se estaba debatiendo sobre la Ley de Reproducción Asistida, por lo que el contexto era ideal para ayudarme a contar mi historia y escribir este libro.
Tomando en cuenta, como vos decís que sobre estas cosas muchas veces no se habla, tomada la decisión, el proceso de escritura no debe haber sido sencillo
En realidad la primera semilla de este libro fue una crónica que realicé para participar de un concurso de periodismo literario. Tenía que escribir una crónica sobre un tema de interés actual para el país, era algo muy amplio, y como yo estaba embarazada de 9 meses, como muy a punto, se me hacía extremadamente difícil salir a reportear. Entonces me puse a escribir mi historia, eso fue el primer germen de este libro. Luego, cuando vi que la historia era potente, que tenía todos los condimentos, decidí saltar, y comenzar este proyecto.
En relación a la dificultad, yo pude contarlo después de quedar embarazada y no sé si podría haberlo escrito antes. Sé que este era un tema que muchas veces se guardaba por pudor, ya que involucra de alguna forma nuestra vida íntima, y también por el dolor que implica, que muchas veces dificulta poner las cosas en palabras.
Pero todo eso fue también lo que me impulsó a escribirlo, yo sabía que “El deseo más grande del mundo” se podía leer en privado y que podía acompañar a otras mujeres que estén atravesando ese proceso.
Siento que no hubiera podido escribir este libro en mi búsqueda, tengo esta teoría, que sólo pude escribirlo después. Tal vez si no hubiera quedado embarazada habrían pasado muchos años, no lo sé, pero creo que durante esos primeros tres años que cuento en el libro, difícilmente hubiera podido.
¿Y luego de aquella crónica basada en tu historia cómo fue el proceso de selección de las otras 9 historias que conforman “El deseo…”?
Me fui guiando por intuición, fui buscando que fueran historias distintas, y que tuvieran un condimento literario, que la historia en sí misma fuera interesante. Tampoco quería historias extremas, porque la idea en algún punto es que el promedio logre identificarse, pero que sí historias que tengan un condimento especial que las hiciese dignas de ser contadas. Por eso en el libro tenés una historia de una mujer que buscaba ser mamá sola, madre soltera por elección, otra donde no podía el varón, una donde la pareja termina separada.
Sabía cuáles eran las cosas que quería mostrar, después me iba dejando sorprender por lo que me iban contando. Yo siento que la realidad supera a la ficción, por eso me dedico a la no ficción, porque me parece que en general nuestras historias, cuando las contamos tienen una riqueza increíble.
¿Y bajo esos parámetros, la escritura fue todo oficio o también hubo algo de catarsis?
En el proceso de escritura de mi historia tal vez hubo algo de catarsis. No sé si catarsis, sino necesidad de poner en palabras las cosas que se me habían cruzado por la cabeza, desmenuzar todas aquellas ideas y sensaciones, y darles valor nombrándolas. Después, escuchar las historias de otras mujeres, tuvo un poco que ver también con eso, con sentirme como hermanada con ellas, aunque también hubo oficio en la escucha.
Luego al contar las historias, busqué y elegí la mejor forma narrativa para cada una, siempre exploré las formas, más allá del contenido, aunque están íntimamente ligados, y por eso en el libro hay una historia en primera persona, una historia contada por escenas, otra en segunda persona.
Obviamente, esa variedad de historias tiene que ver también con las opciones, las alternativas, el abanico enorme de posibilidades y situaciones que implica transitar por la búsqueda de un hijo que no llega, que implica también un montón de maneras de vivirlo.
Junto a esa multiplicidad, creo que otro acierto del libro es que no es un libro de historias sueltas, sino que tiene una unidad. Es una historia, que es la mía, que va uniendo las demás. La protagonista va atravesando su propia historia, y en ese camino se va a ir encontrando con esas otras nueve. Esa fórmula, que el libro tenga una unidad, creo que fue un gran riego para mí y también uno de los mayores aciertos.
¿Y a la hora de pensar en un lector modelo, qué te imaginabas?
Me imaginaba un poco mujeres atravesando este proceso de búsqueda, pero también quería que lo leyeran personas interesadas en la literatura de no ficción, en la literatura en general, pero específicamente en la no ficción, que es un género que tiene cosas periodísticas, pero con lectores pacientes, que disfrutan del delicado equilibrio entre contar una historia, y dar información.
¿Y qué pasó luego, con la obra ya lanzada, te sorprendieron los lectores reales?
Muchísimo, no en términos del tipo de lectores, pero sí en términos de repercusión, del ida y vuelta con los lectores que provocó este libro, de los cientos de mensajes de personas que se sienten identificadas, y que me escriben, que me mandan mensajes muy fuertes, es muy conmovedor.
Uno cuando se pone a escribir se debe poner una especie de armadura porque tiene que poder narrar con emoción pero salir entero del proceso. Entonces, todo esto que pasó cuando salió el libro fue muy fuerte, y en ese sentido superó mis expectativas, además de que evidenció que había mucha necesidad de leer algo así, y siento que está haciendo muy bien.
¿Ante todo esto que planteas pensás volver a avanzar sobre esta temática?
Por ahora estoy disfrutando en el buen sentido de lo que el libro generó, viajando a un montón de lugares con charlas presentándolo. Pero no sé, yo soy medio saltimbanqui así que probablemente cambie de tema. Por ahora quiero que siga creciendo, que siga pasando de mano en mano, y aunque no sé si volvería sobre el tema, estoy dispuesta a acompañarlo todo lo que haga falta.
Para quiénes aún no saben si leerlo, tu síntesis del “El deseo más grande del mundo” para los lectores de Palabras
“El deseo más grande del mundo” es una historia sobre diez historias, historias de mujeres que buscan, que sufren, que tienen la experiencia de poner el cuerpo en el sistema médico en la búsqueda de un hijo- algo que nunca se hubieran esperado- Mujeres que se interpelan a sí mismas, que exploran opciones distintas, y recorren caminos muchas veces arriesgados para llegar a esa maternidad. Mujeres que intentan remontar su vida íntima con su pareja, y a veces les cuesta. Y todas esas historias aparecen contadas con un tinte narrativo, no solo periodístico, en un libro que te atrapa desde el principio y hasta el final.