Desde el 7 y hasta el 9 de octubre se desarrolló en la Ciudad de Buenos Aires el Tercer Seminario Internacional “Ciudades Cultura y Futuro”, organizado por el ministerio de Cultura de la Ciudad Buenos Aires.
Durante las tres jornadas, el Seminario logró reunir a 35 expertos nacionales e internacionales, que intercambiaron experiencias y reflexiones sobre los desafíos de la gestión cultural, la innovación y los nuevos retos en las ciudades del Siglo XXI, ante un auditorio heterogéneo que colmó la sala Martín Coronado del Teatro San Martín, sede del evento.
Entre las personalidades presentes se destacaron los aportes de Roberto Gómez de la Iglesia de España, José Teixeira Coelho de Brasil; Frederic Vacherón, especialista del Programa de Cultura de la UNESCO para el Cono Sur, Antoine Guibert de Canadá y Catherine Cullen, presidenta del Comité de Cultura de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU).
La totalidad de las ponencias, que abarcaron un gran abanico de temas y miradas, partieron de una premisa común: la necesidad de que la dimensión cultural sea considerada parte integral del desarrollo sostenible y tratada en pie de igualdad con sus tres dimensiones originales: la economía, la equidad social y el equilibrio medioambiental.
Para Hernán Lombardi, Ministro de Cultura porteño, la centralidad de las ciudades en el siglo XXI es un fenómeno indetenible que requiere repensar las concepciones tradicionales del patrimonio material e inmaterial urbano, que seguramente serán foco de tensiones y crisis.
“Se prevé que hacia 2030 el 70% de la población mundial viva en ciudades. Esto implica necesariamente que la cultura, la diversidad cultural, no pueden estar ausente de la agenda pública, porque la cultura no es sólo fomento de las artes sino ante todo creación y ampliación de ciudadanía.”, expresó en su discurso de apertura.
En esa misma línea, el español Jordi Pascual, coordinador de la comisión de Cultura de la Organización de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, entidad dependiente de la ONU, explicó: «El reto de las políticas culturales es evolucionar desde un sistema de administración y elite artística a un sistema que incorpore a la ciudadanía en el centro de acción, sin dejar de implicar a la gente que sabe sobre memoria y patrimonio, sin dejar de trabajar con los artistas que transgreden y con la gente».
El rol del estado fue otro de los temas que cruzó todas las exposiciones, y tanto aquellos que relataron sus experiencias, como quienes apostaron a la reflexión teórica, coincidieron en la necesidad de construir un estado mediador con poder para promover “capacidades ciudadanas para la convivencia”, y que haga de la innovación, propia de las políticas culturales, el motor para innovar en todas las áreas, para “innovar la innovación” y, especialmente, para contagiar a las políticas educativas, que por su constitución requieren de tiempos más largos para procesar los cambios.
El español Roberto Gómez de la Iglesia, consideró que la ciudad en sí misma es un hecho cultural y el ejercicio de ciudadanía la primera acción. En ese marco, planteó la necesidad de repensar ciertas concepciones implícitas en las políticas culturales, concepción de las artes, “ya no se trata de artefactos sino de impactos” explicó, la idea de públicos para “basarnos en las comunidades”, y “los procesos de desexpertización cultural”,que implican el surgimiento de nuevos roles y nuevos agentes.
El cierre del Seminario, a cargo de Jordi Pascual y María Victoria Alcaraz, subsecretaria de Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, fue un intento de generar una síntesis que pueda dar cuenta de la riqueza y diversidad de los temas y las miradas que se desarrollaron durante los tres días. En un diálogo enriquecedor los expositores dejaron planteados tópicos e interrogantes para continuar repensando los desafíos que plantean las sociedades del siglo XXI desde la óptica de una concepción de cultura cada vez más amplia y en constante reformulación.