El viernes 22 y el sábado 23 de febrero el trompetista, compositor y arreglador Mariano Loiacono presenta en Bebop Club, Vibrations, su sexto disco grabado en Estados Unidos junto a un dream team integrado por el saxofonista George Garzone, el pianista Anthony Wonsey , el contrabajista David “Happy” Williams, y el baterista Rudy Royston.
Las cuatro presentaciones del disco -a las 21 y a las 00 de cada una de las dos fechas- contarán con la presencia de Wonsey y Royston, y las incorporaciones, suplantando a Garzone y Williams, de otros dos referentes del mejor jazz de Nueva York: el contrabajista Ron McClure y el saxofonista Antonio Hart.
Luego de Black Soul (2015), grabado en quinteto con Francisco Lo Vuolo, Jerónimo Carmona, Eloy Michelini y Sebastián Loiácono, y elegido por la crítica como mejor álbum de jazz del año, en Vibrations el trompetista profundiza la línea del hardbop que lo distingue presentando tres composiciones propias, Bluescycle, Waltz for my Hero, y Vibrations, una de George Garzone, (To Michael Brecker, una de Freddie Hubbard Dear John, y el standard You don´t know what love is.
Para conocer algunos detalles más del nuevo disco, y sus expectativas en torno a las presentaciones en la Ciudad de Buenos Aires Palabras dialogó con Mariano Loiacono.
¿A días de la presentación de Vibrations contanos cómo surge el proyecto y la posibilidad de grabarlo en Nueva York junto a este impresionante conjunto de músicos?
Luego de Black Soul, que grabamos en vivo en Thelonious, de tocarlo un tiempo y acompañarlo, comencé a componer temas nuevos, a tocarlos poco a poco, y a proyectarlos en el contexto de un nuevo disco; y como en los últimos años estuve viajando bastante a Nueva York, inicialmente a tomar clases, pero también en el último tiempo a tocar con músicos importantes, empecé a imaginar la posibilidad de grabar allí con ellos. Cada vez que tímidamente se los comentaba la respuesta unánime era: “contá conmigo”. Desde allí comencé a madurar la idea hasta tomar la decisión.
Afortunadamente, aquel “contá conmigo”, ya frente al proyecto concreto, se transformó en un sí por parte de todos los músicos con quienes quería grabar, que aceptaron en condiciones muy viables para mí- te diría que hasta hicieron un esfuerzo por estar- y luego tuve la suerte de que aparezca Fernando Roveri, el productor ejecutivo, que terminó de darle viabilidad al proyecto.
¿Cumplido el objetivo de convocarlos cómo fue el trabajo de estudio?
Ir a Nueva York y entrar al estudio con estos músicos fue todo un desafío, porque son todos muy reconocidos, y creo que el resultado no podía ser mejor. Grabamos todo en el mismo room, todos juntos, a modo de ensayo solo repasamos una vez cada tema, mientras yo les iba contando de qué se trataba, y algunas cuestiones específicas, luego directamente rec y a grabar.
En el disco están todas esas tomas que hicimos de entrada, solo hubo un tema que tuvimos que hacer más de una vez, así que es prácticamente un disco en vivo que no tiene público, pero la energía de la situación fue realmente particular, casi como estar en una tocada en vivo.
Obviamente, previo a ese primer encuentro yo les había enviado a cada uno la música por mail, y todos como grandes profesionales lo habían mirado y lo tenían, así que cuando nos encontramos me dieron una clase de profesionalismo, sabían la música, sabían qué tocar, y luego lo que pusieron en el momento fue todo lo que me imaginaba y más.
¿Y en términos de lenguaje o estilo como describís a Vibrations?
En general ellos lo califican como neo hard bop, un hard bop con cosas más modernas, con temas como el de Garzone dedicado a Michael Brecker que me encanta, que no te voy a decir que es free del todo, pero tiene muchos elementos como todo rubato. Entonces en función del ritmo, la energía, los tempos, creo que neo hard bop, le queda bien al álbum.
¿Ya de cara a las presentaciones cuáles son tus expectativas?
Lo que yo siempre espero es que la gente disfrute, que termine el show y diga: “que bien la pasé”. No me interesa que digan: “que complicado”, o “como se nota que este tipo estudió”. Cuando me dicen: “pasé una noche bárbara, me siento genial”, o “me hiciste sentir que estaba en Nueva York en el año x”…todas esas cosas, que a veces a la gente le pasan con la música, son lo más importante.
Luego, obviamente estoy muy feliz porque tocar con estos músicos es tocar con mis ídolos de toda la vida, con posibilidades increíbles, además, como fue sumar a Antonio Hart para estos shows, un maestro a quien sigo desde mis inicios, y con quien ya tuve la suerte de compartir escenario el año pasado cuando vino al país, que fue algo mágico, a partir de donde comenzamos a tener una relación fluida, de buena onda y contacto habitual. Entonces, cuando le pregunté si podía venir a reemplazar a Garzone, que no puede venir, y aceptó enseguida, para mí fue muy importante, algo me genera muchas expectativas, y el compromiso de tratar de estar a la altura de esa situación.
Realmente, creo que todo alrededor de Vibrations es una experiencia genial, y espero que la gente lo pueda disfrutar de la misma manera. Además, finalmente, es una oportunidad de escuchar a un grupo, sacándome a mí, de primer nivel de Nueva York, que de otra manera para verlo uno debería pagar un pasaje, una entrada de 40 dólares, etc. porque son músicos que tocan en los clubes más importantes, así que para el público es también una linda oportunidad.
Solo unos días antes de esta presentación en el Bebop Club vas a estar con Ernesto Jodos en Mendoza, y también estas trabajando en la Big Orchestra del CCK, ¿cómo manejás la presión que implica tener tantos proyectos importantes en simultáneo?
A todo intento darle el espacio que se merece, con el respeto que cada proyecto requiere. Para mí todo lo que hago requiere y merece lo mejor, en ninguno puedo ni intentar estar a menos, o bajar mi compromiso, porque no corresponde y no me sale.
Entonces, es verdad, unos días antes de la presentación de Bebop Club voy a estar tocando a dúo con Ernesto Jodos, un músico que admiro mucho, que ha sido mi maestro, y con el que me encanta tocar porque la pasamos bien. Es un formato de mucha conexión, y siempre que tocamos salen cosas nuevas porque nos estamos escuchando, y eso para mí eso es un gran desafío. Lo mismo me sucede al estar a cargo de la Big Band, hacer los arreglos, llevar adelante ese proyecto, y ver cómo se llena la sala del CCK con más de 1000 personas cada vez que tocamos. Lo que te genera cada proyecto es diferente, pero todos son igualmente importantes.
Mariano Loiácono
Nacido en Cruz Alta, Córdoba, en 1982, Mariano Loiácono comenzó a estudiar la trompeta a los 12 años, y cuatro años después ingresó por audición a la Orquesta Juvenil de la Universidad Nacional de Rosario en calidad de primera trompeta y realizó conciertos en varias localidades del país. En 2002 comienza a despertar su interés por el jazz y la improvisación y en 2004, tras un año de estudio con Julio Kobryn y otro con Juan Cruz de Urquiza, entra a la Escuela de Música Contemporánea de Buenos Aires -donde egresa con los más altos promedios luego de tres cuatrimestres- para luego comenzar a tocar en el medio jazzístico de la ciudad. Además de su trabajo como sesionista, mediante el cual ha participado en grabaciones con Charly García, Fito Páez, Gustavo Cerati y Andrés Calamaro, entre otros, en 2008 grabó su primer disco solista, I knew it. En 2011 editó What’s new? y, un año más tarde, Warm Valley. Con su noneto grabó Hot House (2013), y Black Soul (2015), grabado en quinteto con Francisco Lo Vuolo, Jerónimo Carmona, Eloy Michelini y Sebastián Loiácono.