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José Miguel Onaindia: “La cultura es un valor muy importante para la presencia internacional de un país”

Principal institución estatal dedicada a la promoción, protección, fortalecimiento, producción, investigación y difusión de las artes escénicas de Uruguay, el Instituto Nacional de Artes Escénicas de ese país presentó a mediados de marzo de 2019 un completo informe de su labor durante el período 2015-2018, que con foco en las acciones realizadas para apoyar la circulación internacional […]

Principal institución estatal dedicada a la promoción, protección, fortalecimiento, producción, investigación y difusión de las artes escénicas de Uruguay, el Instituto Nacional de Artes Escénicas de ese país presentó a mediados de marzo de 2019 un completo informe de su labor durante el período 2015-2018, que con foco en las acciones realizadas para apoyar la circulación internacional de artistas uruguayas y uruguayos en el exterior, da cuenta a través de datos y cifras precisas de un exponencial crecimiento.

Para conocer algunos detalles más de este fenómeno, que implicó que en solo tres años la presencia de los artistas uruguayos en el exterior se haya cuadruplicado, Palabras dialogó con José Miguel Onaindia, coordinador del Instituto Nacional de Artes Escénicas de Uruguay.

Lo que tal vez comenzó siendo un informe de gestión ha terminado por convertirse en una gran noticia, ¿cuál es tu sensación con lo que está sucediendo con la difusión de los resultados del informe del INAE en torno a la internacionalización de las artes escénicas?

Estamos muy contentos con la importancia que se le está dando al informe y a sus resultados ya que es un documento donde realizamos un balance de lo realizado en el período 2015-2018, que es el correspondiente a la actual administración, y en el cual yo me incorporé a la dirección del Instituto, donde estructuramos y graficamos una serie de datos, que por supuesto ya teníamos, que indican que entre 2015 y 2018 se cuadruplicó la presencia de las artes escénicas uruguayas en el exterior.

Ahora bien, también me parece importante destacar que más allá de esas cifras, basadas en las obras que nosotros tenemos registradas en función de las actividades que promovimos y fomentamos, sabemos que hay muchos otros artistas y proyectos que han tenido presencia internacional sin requerir ayuda del INAE, y por eso el impacto de esta política pública es muy superior a las cifras que logramos consignar.

¿Cómo han logrado en tres años estos resultados ya que en general uno tiende a pensar que esto solo sucede en plazos más largos?

Obviamente lo que aquí se ha logrado es el corolario de un proceso que se inició mucho antes, para nada creo que seamos fundacionales, porque en Uruguay hay toda una tradición de las artes escénicas, en cuanto a su prestigio y a su solidez, con instituciones que vienen trabajando prácticamente desde la formación del país como república independiente.

Por otra parte, hoy nos encontramos en un momento histórico donde existe mucho talento y muchos artistas dispuestos a salir, que dentro de su opción de vida tienen instalado este deseo de sacar sus obras y sus creaciones del territorio y llevarlas al exterior, que es lo que nos ha permitido también aplicar esta política pública activa de manera eficaz.

El INAE posee diferentes canales de fomento desde contribuciones económicas a las invitaciones recibidas por personas o grupos por parte de instituciones del exterior, pasando por la aplicación de medidas de promoción directa de la circulación como la celebración de convenios para la realización de ciclos dedicados a las artes escénicas uruguayas, la participación en ferias, la invitación de programadores extranjeros tanto en el marco de festivales como en oportunidades específicas, la organización de residencias e instancias de formación, etc.

En ese sentido, por ejemplo, en 2018 organizamos con el Complejo Teatral de Buenos Aires un foco en el teatro uruguayo del que participaron cuatro compañías, que ofrecieron unas 17 funciones en diferentes salas del San Martín y el Reggio, y dos de esas obras, además, fueron premiadas como los mejores espectáculos extranjeros exhibidos en 2018 en Buenos Aires, algo que nos llenó de satisfacción.

Antes, en 2017, habíamos realizado una acción similar con el Teatro Español de Madrid, y también en 2018 organizamos otra actividad concentrada en el Festival de Bahía, que también hizo foco en el teatro uruguayo, y donde además de presentarse las obras en el festival, los textos fueron traducidos al portugués. También tuvimos una presencia muy importante en la Feria Internacional de Danza Contemporánea en Düsseldorf, Alemania, y generamos un catálogo para la internacionalización de la danza, que permitió que artistas uruguayos tuvieran la oportunidad de presentar su trabajo a programadores de diferentes festivales y teatros del mundo.

Creo que todas esas acciones hablan de una política realmente activa, y de la convicción de que la cultura es instrumento de política internacional, un modo para que los países sean reconocidos en el mundo a través de sus símbolos culturales, donde Uruguay tiene una tradición muy amplia.

Ayer, por ejemplo, a través de la entrega del premio Cervantes a Ida Vitale, que fue visto en todo el mundo, seguramente muchos han tenido su primer acercamiento al país. Lo mismo sucede con el teatro, con los artistas, etc. De hecho, frente a lo de Ida, yo recordaba ayer que mi primera aproximación al Uruguay fue cuando aprendí el poema La Higuera, de Juana de Ibarbourou, aun antes de ingresar al colegio. Por eso insisto: la cultura realmente es un valor muy importante para la presencia internacional del país, y el fomento dio un resultado muy rápido gracias a las acciones del Gobierno y a la existencia de una inmensa cantidad de gente muy talentosa a la cual podemos apoyar.

¿Y qué pasa con la percepción interna, porque muchas veces es más fácil ser valorado en el exterior que en el propio país?

Es cierto que uno de los grandes problemas contemporáneos es lograr tener un público propio, y en esto, si bien no puedo dar un dictamen general, tampoco tengo un diagnóstico pesimista: Uruguay tiene un nivel de público y asistencia a salas muy alto, algo que está vinculado a una tradición, a la existencia de instituciones públicas, de la sociedad civil y privadas que han mantenido su actividad a lo largo de los años, y a un nivel de alfabetización muy alto.

Tenemos instituciones como el Teatro el Galpón, que este año cumplirá 70 años, o el Teatro Circular, que cumplió 60, que son instituciones muy sólidas que generan un público muy importante, como también lo hacen los cuerpos estables, como la Comedia Nacional Uruguaya, que tiene 72 años de existencia, y también existe una política de fomento para el acceso a la cultura importante, con entradas a precios accesibles, etc.

Luego, existen fenómenos absolutamente particulares como el del Ballet Nacional del Sodre, que es un fenómeno único de creación de audiencias, que este año acaba de inaugurar la temporada con una Carmina Burana, con coro y orquesta en vivo, donde hicieron 15 funciones continuas, que convocaron a casi 30 mil espectadores en Montevideo, que equivalen a 300 mil de Buenos Aires, 200 mil de Madrid, o 180 mil de Santiago de Chile.

¿Ya sea en relación a su oferta hacia el exterior, o a las propuestas que se hacen en el país qué es lo que caracteriza a las artes escénicas uruguayas actualmente?

Yo creo que la diversidad de lenguajes y temáticas es la característica más marcada. Obviamente uno puede encontrar parentescos entre autores, directores, y no solo en teatro, pero lo que más llama la atención es la diversidad y el extremo rigor. Uno va a ver un espectáculo y, más allá de que sienta mayor o menor afinidad con lo que está viendo, seguramente estará viendo algo que está trabajado seria y responsablemente. Hay un rigor en el tratamiento, un respeto por los procesos de investigación y producción que creo también caracteriza a Uruguay, y de alguna forma el INAE intenta fomentar.

Nosotros no damos presupuesto para la producción, sino espacio y presupuesto para apoyar los procesos de creación e investigación, por eso antes que un organismo burocrático este es un organismo que fomenta que los artistas se capaciten, creen, investiguen, hagan sus procesos en las mejores condiciones posibles, en una aspiración de excelencia y fortalecimiento de la calidad.

¿Finalmente, hacia adelante qué?

Aquí hay una etapa que se está cumpliendo, que coincide con la finalización de esta gestión de gobierno, y que implica hacia adelante repensar el Instituto, porque el país y las artes escénicas uruguayas no son iguales que en 2015, porque cambiaron variables internas e internacionales.

En esa línea, seguramente muchos objetivos tendrán que replantearse una vez que las nuevas autoridades estén electas. Luego, desde el punto de vista personal, creo que hay que afianzar este proceso de internacionalización para que se consolide, para que los artistas tengan una verdadera posibilidad de circulación, porque más allá de la fidelidad del público propio de la que hablábamos antes, por la cantidad de habitantes que tiene el país, la posibilidad de abrir otros territorios para los artistas es muy importante en términos de desarrollo y sustentabilidad de su actividad.

Finalmente, creo que fomentar el talento que hay en Uruguay y sus actividades artísticas es una apuesta al desarrollo del país que debe estar enmarcada en una política global de exportación de las artes, para que Montevideo y el interior se conviertan en polos de atracción cultural, que es una tarea importante a realizar a futuro, porque si bien hoy hay un segmento de turismo que se acerca por cuestiones culturales, todavía hay mucho por hacer allí, ya que en Uruguay, realmente, suceden cosas que no suceden en toda la región, y pueden ser muy interesantes para atraer visitantes de los países vecinos.