Balances y Perspectivas

Jonathan Zak, productor de Timbre 4: “Nuestra idea es que nadie se quede sin ver teatro sin importar las circunstancias”

Con 16 años de trayectoria Timbre4, el espacio de referencia del off que comanda Claudio Tolcachir ha transitado este tempestuoso 2018 sosteniendo su propuesta creativa clásicas, y apostando a atraer nuevos públicos garantizando la experiencia integral de quienes se acerquen a sus salas. Ya en pleno trabajo para el desembarco de la séptima edición del […]

Con 16 años de trayectoria Timbre4, el espacio de referencia del off que comanda Claudio Tolcachir ha transitado este tempestuoso 2018 sosteniendo su propuesta creativa clásicas, y apostando a atraer nuevos públicos garantizando la experiencia integral de quienes se acerquen a sus salas.

Ya en pleno trabajo para el desembarco de la séptima edición del Festival Temporada Alta (TABA), que se realizará entre el 7 y el 17 de febrero de 2019, Palabras dialogó con Jonathan Zak, reconocido productor de Timbre, sobre su balance de lo realizado y las perspectivas para el próximo año.

¿Cómo caracterizás lo transitado durante 2018 desde Timbre?

En términos generales este fue un año muy complicado, y si bien aún no tenemos los números finales, la baja en la compra de entradas fue realmente abrupta.

Igualmente llegamos a fin de año con una gran cantidad de trabajos presentados, con propuestas nuevas como La mujer puerca de Santiago Loza, o Todo Piola,  el placer de haber sumado a Ciro Zorzoli al equipo con la dirección de La calma mágica, que fue una experiencia hermosa, y una de las grandes alegrías de este año, junto a la posibilidad de haber trabajado con dramaturgos españoles muy interesantes como Alfredo Zanzol, autor de La calma y de La respiración, que dirigió Lautaro Perotti, y Miguel Del Arco, autor de Juicio a una zorra, que dirigió Corina Fiorillo.

Obviamente tuvimos Próximo, la última creación de Claudio Tolcachir , y ahora estamos presentando las obras del Taller de Montaje, donde hemos sumado a  Enrique Federman y Mariana Chaud, entre muchas otras cosas que nos permitieron pasarla muy bien pese al contexto.

También con funciones a la gorra o la promo sub 28 buscaron medidas creativas para facilitar el acceso del público

Exacto, porque nuestra idea es que nadie se quede sin ver teatro sin importar las circunstancias, por eso inauguramos un nuevo espacio, con obras más cortas, de unos 25 minutos con entradas a la gorra, y seguimos con el proyecto sub 28, que ya tiene unos 4 o 5 años, que permite que las personas hasta 28 años, presentando su DNI, accedan a un descuento del 50% en el valor de la entrada para facilitarle la posibilidad de acercarse.

¿Y en términos de temáticas o dispositivos qué cambios implicó la crisis?

En términos generales está claro que al menos en la cartelera comercial lo que no va para la comedia difícilmente funcione, pero nosotros en Timbre seguimos insistiendo en el camino creativo que iniciamos hace años porque es una opción que creemos debe trascender las crisis cíclicas que habitualmente vive Argentina.

En esa línea lo que sí estamos profundizando es todo un trabajo para garantizar que venir a Timbre sea una experiencia distinta, muy satisfactoria, y que a la gente le genere ganas de volver. Eso, como teatro implica sacar el foco puramente de la creación teatral y comenzar a trabajar sobre la experiencia completa, que va desde el primer contacto de la persona con una obra, sea vía mail, afiche, redes, y dándole también un seguimiento posterior, generando un vínculo.

La gente hace un esfuerzo enorme por venir al teatro, entonces ya no se trata de entrar, salir, y solo ver una obra, sino de brindarles una experiencia transformadora y esperanzadora, tal vez.  Timbre es un poco nuestro refugio frente a todo lo que está pasando, y lo abrimos para que sea también el refugio de todo aquel que se acerque.

¿Qué pasó este año con los nuevos públicos, sus exigencias y expectativas?

Nosotros somos bastante clásicos, finalmente hacemos teatro, lo que no implica que no sumemos nuevas propuestas y apuestas renovadoras como Dínamo la obra de Claudio Tolcachir,  o Todo piola, una obra muy fresca, súper política, que pegó mucho en el público joven, y que junto a la llegada de Ciro Zorzoli al equipo fue una instancia muy reveladora en términos creativos, aunque insisto tal vez el punto que más trabajamos en esa línea  es el de la experiencia de la gente que viene a nuestro teatro.

¿Ya de cara a 2019 cómo comienza el año para Timbre?

Ahora estamos trabajando mucho para la llegada del Festival Temporada Alta en Buenos Aires, que tendrá entre el 7 y el 17 de febrero su séptima edición consecutiva, con un programa donde podremos ver tendremos propuestas de Cataluña, Perú, Uruguay y Colombia, habrá mesas de conversación, workshops y el clásico Torneo de dramaturgia.

Luego, como en general en Timbre estrenamos a partir del segundo semestre del año, el primer semestre de 2019 tendrá cierta continuidad con este 2018, y luego vendrán las novedades, donde seguramente tendremos alguna nueva creación de Claudio, además de un proyecto de Daniel Veronese en el que ya estamos trabajando, sin dejar de sostener nuestras creaciones, que en general son de transcurrir largo, con casos como La omisión de la familia Coleman, que cumplirá en febrero 15 temporadas, Tercer Cuerpo que cumplirá 11 o Próximo que ingresa en su tercer año.