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Javier Porta Fouz: “mi objetivo es que el BAFICI se parezca cada vez más al Festival de Berlín”

Sólo unos días nos separan del final de la última edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), que durante 11 jornadas y desde sus 27 sedes, vistió a la Ciudad de cine con una notable respuesta del público. Es que esta última edición, tal vez como ninguna otra, logró desplegar una programación […]

Sólo unos días nos separan del final de la última edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), que durante 11 jornadas y desde sus 27 sedes, vistió a la Ciudad de cine con una notable respuesta del público.

Es que esta última edición, tal vez como ninguna otra, logró desplegar una programación diversa y convocante, que, con un una serie de funciones, muestras, charlas y actividades paralelas reunió a más de 380 mil personas, y que consagró a la pasada 18° edición como un nuevo hito en la historia del festival de cine independiente más relevante de América Latina y uno de los más importantes del mundo.

Para conocer una evaluación preliminar del Festival e indagar en los proyectos e ideas para próximas ediciones Palabras dialogó con el periodista y crítico de cine Javier Porta Fouz, actual director artístico del BAFICI.

¿Cómo evaluás, al menos de manera preliminar, la performance de la última edición del BAFICI?

A pocos días de terminar la edición 18° mi evaluación es muy buena, y creo que en algunos aspectos fue una edición memorable,  tanto por la cantidad de invitados que tuvimos – donde el lujo de haber contado, por ejemplo, con una figura como Peter Bogdanovich es un dato insoslayable- como por la cantidad de invitados que ya nos manifestaron su deseo de volver, y por las películas que nos están proponiendo para el año que viene.

Obviamente, otro dato central aquí, es la percepción de la gente, del público, que acudió masivamente, y que cuando la ibas encontrando en las distintas actividades, te manifestaba que estaba contento y entusiasmado con la programación.

¿La multiplicación de sedes tuvo el impacto esperado en relación al crecimiento en los tipos de públicos que se acercaron al Festival?

Estoy convencido que sí, y eso se vio claro, por ejemplo, en el cierre, cuando fuimos al Gran Rivadavia, ese cine enorme ubicado, estrictamente, en el barrio Velez Sarfield- aunque algunos dicen en Floresta y otros en Flores- Cuando veías la cantidad de gente que había, encontrabas quienes lo hacían porque era una película sobre Miles Davis, y también había mucha gente que estaba allí porque el Gran Rivadavia  quedaba cerca de su casa. Entonces, más allá del dato puntual, porque esto también ocurrió con las funciones en Centros Culturales, en el Barrio Los Piletones, o en el galpón de Piedrabuena, obviamente la multiplicación de sedes fue fundamental para que el festival crezca en términos de llegada y los públicos cambien.

En relación a esto, mi objetivo es que cada vez más el BAFICI se parezca al Festival de Berlín, no en relación a la programación, sino básicamente en términos de como ese festival copa toda la ciudad  y como toda la ciudad está involucrada en el evento.

¿Un objetivo pendiente y un objetivo logrado con esta edición?

En relación a los pendientes, son muchos, algunos muy específicos y tal vez aburridos e improcedentes para el público general,  pero dentro de ese marco, mejorar la web del festival, que sea amigable y más fácil de manejar, es algo en que debemos trabajar.

En relación a lo logrado, para mí una de las cosas más importantes de esta edición fue que pudimos imponer la idea de la nueva competencia de cine Latinoamericano, a partir de un recorte de películas que no se habían estrenado todavía en Europa – algo que hasta programadores  y directores de festivales europeos valoraron mucho, por lo que se acercaron a elogiar la idea y se llevaron algunas películas- Creo que realmente la idea de señalar un cine latinoamericano que estaba por fuera del radar de algunos festivales fue muy interesante, y logramos armar una competencia que tuvo sentido y tuvo relevancia.

Si bien la diversidad y la multiplicidad fueron una de las características indiscutibles de la programación del último BAFICI, ¿cómo caracterizas, al menos como tendencia general, los principales rasgos del cine independiente contemporáneo?

No creo que se pueda definir en general al cine independiente actual, obviamente, si se puede caracterizar lo que uno ve en un festival porque, en definitiva, todo festival es un recorte. En ese sentido, la idea nuestra era que al hacer un recorte de 400 títulos no quedara ningún tipo de tendencia temática o estilística predominante, porque, justamente, lo que queríamos ofrecer era variedad. Además, como nos pusimos como objetivo muy fuerte mostrar una cara del cine latinoamericano que no se veía, necesariamente, tuvimos que desarmar todo rasgo que permitiría definirlo fácilmente.

Igualmente, buscando constantes, sí creo que han quedado planteadas bastantes películas de “coming of age”, un tema que podemos decir que en el cine independiente permanece y algo que se vio en el BAFICI, que tuvo una sección específica y tres películas sobre ese tema en la competencia internacional. Desde esa perspectiva, puedo decir que el cine independiente muestra  claramente cierta solidez en relación a la oferta de este tipo de películas.