Entre las gratas sorpresas que ha deparado la Competencia Argentina de esta 19° edición del Bafici se destaca el film Los Territorios, documental de Iván Granovsky, que propone un viaje autobiográfico a través de diversos países como Alemania, el País Vasco, Bolivia, Francia, Mónaco, Portugal, Brasil, Israel y Palestina, evidenciando los límites históricos y socio culturales, pero también personales, que moldean constantemente nuestra comprensión del otro.
A partir del ataque a Charlie Hebdo, el hijo del periodista argentino Martín Granovsky, persigue sucesos geopolíticos alrededor del mundo. Al mismo tiempo, busca el límite entre su vida y el viaje ególatra que lo guía, su padre y los conflictos del mundo actual. Justamente, el resultado de ese periplo es y se refleja en esta película donde el director propone también un interesante juego con el registro documental a través de la autoficción.
Para conocer algunos detalles más sobre esta historia, Palabras dialogó con Iván Granovsky.
Como caracterizas a Los territorios, ya que, evidentemente, el cruce de registros que el film propone ha dificultado una definición unánime.
Es verdad, las definiciones son múltiples pero nosotros hablamos de la película como una autoficción, ya que es una ficción sobre mí mismo con foco en cómo me comporto en relación a la geopolítica, bajo esa idea de ser ciudadano del mundo, viajando y creyendo que con ir cada vez más lejos encontraré cosas cada vez más exóticas, y pensando que las líneas de frente de las batallas están muy lejos, impulsado por mi crianza burguesa progresista de la ciudad de Buenos Aires, dentro de una familia de judíos ateos. Todo un mix difícil de definir, y ante todo, un conglomerado de cosas que finalmente no funcionan, por lo que la película es también una crítica extrema a lo banales que podemos ser los progresistas creyendo que por leer los diarios entendemos el mundo.
¿Y cómo se plasma todo este planteo en el film?
Lo que hago en Territorios es recorrer una serie de lugares con el objetivo de encontrar la guerra, algo que nunca encuentro. Un proyecto que un poco surge como imitación de mi viejo, porque cuando era chico pensaba que mi viejo era corresponsal de guerra, no entendía la diferencia entre periodista de internacionales y corresponsal de guerra, y realmente creía que cuando mi papá viajaba iba a una guerra, y en realidad, tal vez, se iba en el tango 01 con una delegación. Entonces, cuando entiendo eso, y veo que tenía un concepto sobre él mucho más aventurero que el real, tomo la decisión de ser definitivamente yo más aventurero, precisamente en un momento de crisis donde no sabía si producir o dirigir cine.
Esto es lo que cuenta la película: la historia de un personaje que no sabe si producir o dirigir cine, y que en esa crisis se da cuenta de que lo que puede ser es el aventurero que no fue su padre, pero que fracasa constantemente, porque va a buscar una guerra que nunca encuentra, y sobre todo porque va a entrevistar a contactos de su padre, utilizando la tarjeta de crédito de su padre y de su madre, y llegando a los lugares sin haber preparado nada, algo que en alguna medida es lo que también me fue pasando.
Por otra parte, si bien la película critica la banalidad del progresismo, y mi propia banalidad como tal, también destaca la cuestión de la curiosidad y la intriga, donde por más que las cosas salgan mal, finalmente ir a Palestina y mirar con tus propios ojos también es una cuestión importante.
Sin embargo entiendo que en torno al regreso de ese viaje, justamente, aparece una de las escenas donde esa crítica a la burguesía queda más evidenciada.
Sí, porque más allá de destacar lo importantes que es indagar, también es real que es en la vuelta desde Palestina cuando voy por primera vez a Ciudad Oculta. Estuve primero en Palestina que en una villa porteña, algo que finalmente es real y un claro signo del progresismo.
¿Y junto a estas cuestiones donde lo autobiográfico y lo sociológico se mixturan, qué encontraste en tu viaje?
Aunque no me gusta meterme mucho en la polémica de los medios, claramente encontré que lo que uno consume en ellos como conflicto político o bélico está demasiado transformado. Las cosas son mucho más relativas, y en general se hacen grandes afirmaciones con muy poca información. También, ya en relación a nosotros como argentinos, entendí que no tenemos elementos para procesar muchas de las cosas que suceden en países que enfrentan situaciones bélicas, porque somos una burbuja. Tenemos problemas, pero nuestros problemas son otros, y en relación a la guerra carecemos de elementos para comprenderla.
Obviamente, al viajar por 14 países, en cada uno pasaron cosas diferentes. En el País Vasco, por ejemplo, una de las cosas que descubrimos fue que ser de la ETA era algo bastante común, y que, si bien es una organización terrorista, no es un tabú haber pertenecido a ella, sino que es algo que está sumamente integrado.
En mi paso por Palestina, en tanto, como persona que defiende esa causa, y está a favor de la solución de los dos estados, no de la destrucción del Estado de Israel, sino del reconocimiento del Estado Palestino, mi descubrimiento fue que los políticos palestinos son tan horribles como los israelíes, que hay una desprotección muy grande de la población palestina, frente a la que los primeros ausentes son sus propios políticos.
También fuimos a Lesbo, en Grecia, en plena crisis humanitaria de los refugiados. Ahí encontramos que, frente a la crisis europea, muchos desocupados deciden ir allí porque no tienen nada que hacer en su país. Entonces, hay una gran cantidad de voluntarios ligados a la iglesia y otros que van porque no tienen opciones en su país, y ves voluntarios españoles, que están allí ayudando a todo el mundo, pero de noche están de viaje de egresados, o rescatistas noruegos que se comportan como boy scouts, que cuando apagas las cámaras se acercan al estilo patovica, te dicen que no podes filmar porque pones en riesgo la vida de los refugiados, y que sin embargo, cuando les preguntas si saben quién es Bashar Al Asad no lo saben.
¿Cómo observas la reacción del público y de la crítica?
Al público en general le gusta, se ríe mucho, porque la película tiene una carga auto-despreciativa muy grande a modo de comedia, entonces muchos van esperando algo muy serio, y terminan viendo algo bastante gracioso, donde sin embargo el contenido gira en torno a temas de geopolítica.
En el caso de la crítica, hay opiniones dispares, muchos plantean que siendo una película que habla de mi propia banalidad haciendo chistes, termina por no estar orgullosa de lo banal que es, o que yo soy; mientras que otros creen que hago una apología de la banalidad. Creo que la complejidad de esas apreciaciones se debe a que la película habla de los límites que tenemos los burgueses occidentales y, en definitiva, los críticos y los directores somos eso.
LOS TERRITORIOS. Director: Iván Granovsky. Guión: Iván Granovsky, Ezequiel Pierri, Ana Godoy, Félipe Galvez. Producción: ProducerEzequiel Pierri / Autocroma, Michael Wahrmann / Punta Colorada de Cinema, Julia Alves / Punta Colorada de Cinema, Silvia Cruz / Punta Colorada de Cinema, Jerónimo Quevedo / Un puma, Victoria Marotta / Un puma, Iván Granovsky / Autocroma, Ana Godoy / Hermanos Godoy, Marion Klotz / Autocroma, Alessio Rigo de Righi. Compañía productora: Autocroma, Punta Colorada de Cinema, Un puma, Hermanos Godoy. Edición: Ana Godoy. Diseño de producción: Marina Raggio. Reparto: Iván Granovsky, Alberto Ajaka, Rafael Spregelburd, Valeria Lois, Joana de Verona, Juncal Altzugarai, Barbara Gauvain. País: Argentina, Brazil, Palestina, 2017. Cronograma de proyección: 29 de Abril de 2017, 17:40 en Artemultiplex Belgrano, Sala 3