El próximo 15 de noviembre llegará a las salas Esto no es un golpe, el thriller documental de Sergio Wolf que indaga en los antecedentes, las historias y las consecuencias del levantamiento carapintada de la Semana Santa de 1987.
“Luego de ganar las elecciones de 1983 terminando con siete años de dictadura, y de impulsar el histórico Juicio a las Juntas Militares en 1985, en la Semana Santa de 1987 el gobierno de Raúl Alfonsín tambalea por un alzamiento militar encabezado por Aldo Rico. Una enorme movilización popular y de todo el arco político, respaldan a Alfonsín. Esa tensión creciente se resuelve el domingo de Pascua, en una reunión que el Presidente mantiene con los militares sublevados y que se constituyó como un enigma, ya que Alfonsín da un discurso en Plaza de Mayo que genera la pregunta sobre si había negociado con los rebeldes. ¿Qué pasó en esa reunión? ¿Por qué Alfonsín dice lo que dice en ese discurso?”, sintetiza la sinopsis de este film, que intenta dar cuenta de esos interrogantes a través de las voces de los protagonistas del conflicto, y en los lugares donde sucedieron los hechos durante esos cuatro días que mantuvieron en vilo a la Argentina.
Para conocer algunos detalles más de la obra, que también podrá verse en Córdoba y Rosario a partir del 22 y 23 de noviembre respectivamente, Palabras dialogó con Sergio Wolf.
¿Cómo surge el proyecto de realizar Esto no es un Golpe?
Esto no es un Golpe es un proyecto documental que surgió a partir de una pregunta sobre qué había pasado en la reunión final que mantuvieron Alfonsín y Rico aquel domingo de pascua del año 1987, un episodio que tenía un gran potencial dramático, con personajes fuertes, y muchos enigmas, que evidentemente habían quedado resonando en mí, y a partir de los que sentí que había lugar para ingresar en ese suceso, porque en general todas mis películas arrancan con alguna pregunta, con algo que no se conoce bien, o no se sabe, lo que yo denomino cine de preguntas, no de certezas, aunque en este caso se trata de un territorio más áspero como el de la política sobre el que nunca había trabajado.
¿Y cuáles fueron las principales dificultades de indagar en ese suceso?
Una de las cuestiones más problemáticas fue que Alfonsín no está vivo, y su némesis, Aldo Rico sí, que además es un gran personaje en el sentido ficcional de la palabra. En ese punto la película se bate con sus propios materiales. Es una película muy concentrada sobre los hechos, y los personajes, y las ausencias son todo un aspecto.
Igualmente, y justamente también por estar concentrada en las personas que estuvieron en lugares de decisión, la película es sencilla, porque no hay historiadores, no hay politólogos, no hay periodistas, ni militantes, ni gente común, son solo las personas que estuvieron en los lugares de decisión que cuentan su experiencia, y está filmada solo en los lugares donde ocurrieron los hechos: Casa de Gobierno, Plaza de Mayo, Campo de Mayo, etc.
¿Específicamente que voces aparecen?
Horacio Jaunarena, el ministro de Defensa de Alfonsín, Leopoldo Moreau, José Luis Vila, principal asesor de temas militares de Coti Nosiglia, Dante Caputo, Jesús Rodríguez, José Ignacio López, el edecán de Alfonsín, Julio Hang, Adela Bigatti, la esposa del amigo de Alfonsín dueño de la casa ubicada en Chascomús donde recibió la primera noticia del alzamiento. Luego, por el lado de los carapintadas: Aldo Rico, Gustavo Breide Obeid, Pedro Mercado.
¿En algún punto frente a la proliferación de análisis sobre lo que sucedió el film retoma la vuelta a los hechos?
La película retoma la historia de esos cuatro días, de los cuales se sabe el comienzo y el final, pero muy poco del medio, y reconstruye un poco todo ese andamiaje día por día con foco, reitero, en el punto de vista de quienes tomaron las decisiones, porque, aunque es un hecho que se analizó mucho, siempre faltó información dura y fuerte sobre lo que realmente pasó. Por otra parte, es un hecho que además siempre estuvo contado desde el lado de los demócratas, pero donde no sabemos nada de lo qué pasó del otro lado.
Ojo, no estoy hablando de buscar las dos campanas, sino de que me parece muy interesante entender también cuál era el punto de vista de los otros y cómo justifican ellos lo que hicieron, más allá de la opinión política que uno puede tener sobre ellos, y de que para mucha gente pueda ser molesto ver a Rico mucho tiempo en la película hablando, porque además por el tipo de construcción que tiene el film yo no me dedico a discutir con los personajes, son diálogos, conversaciones. Yo no hago películas para pelearme con mis personajes, y soy bastante reacio al cine político militante, que me parece un cine profundamente autoconvencido de lo que piensa, y donde la película es solo un pretexto para validar un punto de vista.
¿Y cómo fue la reconstrucción del contexto?
La historia está concentrada sobre un episodio muy específico que son esos cuatro días de Semana Santa, obviamente tira un poco la piola hacia atrás y otro poco hacia adelante, pero no cuenta la historia argentina. Si creo que queda claro que el gobierno de Alfonsín en 1987 era un gobierno muy débil, con muchas complicaciones para funcionar, que tenía solo tres años, en un país que venía de siete años de una dictadura muy sangrienta.
¿Entonces, la Ley de Obediencia Debida fue una prenda de intercambio?
Ese es uno de los tantos interrogantes que plantea el documental, y no voy a contar la película así que a partir del 15 hay que verla.