La ciudad de Buenos Aires fue declarada en 2011 Capital Mundial del Libro por la Unesco, y recientemente consagrada por el World Cities Culture Forum como Capital Mundial de las Librerías, al ser la metrópoli con más cantidad de locales por habitante a nivel mundial.
Durante los últimos años, después del record histórico en producción de libros que se dio en el año 2011, la actividad ha tendido a estabilizarse en torno a un ecosistema de comercialización donde las grandes cadenas y las librerías independientes constituyen el 70% del mercado.
Y, dentro de ese núcleo, rompiendo tal vez con lo que puede indicar el sentido común, son las pequeñas las que ganan, con una participación del 40% a nivel nacional, según datos del Informe Panorama del Sector Editorial Argentino, realizado por la Fundación El Libro.
Es que justamente, los múltiples cambios que se generaron durante la última década en el mercado editorial, en la constitución del público lector, sus hábitos y sus prácticas, no sólo se reflejaron en el crecimiento de las grandes sino que, básicamente, constituyeron una gran oportunidad para ”pequeñas librerías que se especializan en atender a un público más segmentado y se distinguen por títulos seleccionados”, como señaló el Ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad en su informe para la Conferencia Editorial 2015.
Ubicada en pleno Palermo, y ya con 10 años de vida, Eterna Cadencia es una referencia obligada entre los emprendimientos que vinieron a renovar el viejo arte de vender libros en Buenos Aires. Especializada en narrativa contemporánea nacional y extranjera, esta particular librería, que en 2008 sumó también una editorial, define su oferta en torno a tres factores: “atención personal y genuina, interés por el material que vendemos y un clima agradable, que invita a que la gente se quede en la casa”.
“Nuestra intención es darle más visibilidad en las mesas al material de las editoriales independientes argentinas, latinoamericanas y españolas; y el desafío en estos últimos años implica conseguir justamente ese material. Al mismo tiempo en el mismo edificio funciona la editorial Eterna Cadencia que agranda año a año su catálogo y su repertorio de autores, ya sea de autores argentinos y latinoamericanos de la nueva literatura; como también traducciones, rescates y ensayos. Tenemos un bar donde la gente puede sentarse a leer y disfrutar de un rico desayuno, almuerzo o merienda”, explica Facundo Barisani,encargado administrativo de Eterna.
Para Federico T. Sabot, licenciado en letras y propietario de la Lengua Absuelta, espacio “boutique” que fundó hace unos 5 años en Belgrano R, la librería “es la respuesta a 10 años de terapia, un proyecto personal donde puedo liberar mi pasión por la literatura y los libros.”
“Trabajo con material que está fuera del circuito comercial tradicional, con primeras ediciones. Nuestro público es un público lector, que viene a buscar cosas difíciles. Ese es mi nicho, a diferencia de las grandes cadenas que son supermercados de libros, aquí la apuesta es, justamente, no tener de todo.”, comenta.
Ambos coinciden en que la tecnología, las redes sociales, los blogs son elementos esenciales en estos nuevos proyectos, “porque son canales que te permiten multiplicar y e intentar generar en el otro el deseo por la literatura” señala Sabot.
Además, para Barisani, “la tecnología permite que la gente conozca más a los autores, que no dependa de los diarios o los suplementos culturales, sino que vaya formando un gusto y un juicio crítico a partir de una multiplicidad de voces que encuentra en fuentes como blogs, twitter, etc.”
“En ese sentido, más allá de tu oferta particular, creo que ser librero, un oficio como cualquier otro pero que se puede llevar a cabo con un interés genuino, hoy implica estar en permanente contacto con las novedades editoriales, porque el público es demandante y suele estar muy informado”
En el caso de La Lengua, que también planea sumar un proyecto editorial a futuro, la información formada es la que prima: “el material que ofrecemos es muy exigente, lo selecciono siguiendo cánones estrictos y de manera personal por lo que muchas veces siento que me da más placer comprar libros que venderlos, explica su propietario, quien se confiesa un ferviente desconfiado de la novedad editorial”
“Hace muchos años, un maestro librero, que alguna vez fue dueño de Fausto me dijo: ‘el día que te pongas una librería no trabajes con libros nuevos, sino te vas a convertir en el administrativo de las editoriales, a perder la perspectiva y la relación personal con la literatura’ y esa, creo que es mi impronta y la de este proyecto.”
Con opciones diferentes, pero no antagónicas, ambos consideran la tan anunciada muerte del libro de papel, o la futura desintegración del público lector, como dos ejes temáticos fértiles para seguir editando, publicando y vendiendo ensayos, pero de ninguna manera como fantasmas que los acechen a la vuelta de la esquina. Muy por el contrario, ven que el espacio para proyectos como Eterna o la Lengua, se sigue ampliando y consideran que, seguramente, en los próximos años muchos más locales o viejas casonas se van a transformar en espacios desde donde se apueste a reinventar el antiguo y preciado oficio del librero.
Dónde encontrarlos:
Eterna Cadencia: Honduras 5582, CABA/ Teléfono: 011-4774-4100/ eternacadencia.com.ar
La Lengua Absuelta: Echeverría 2252 Local 23 CABA / Teléfono:011- 4783-0623. http://librerialalenguaabsuelta.blogspot.com.ar/