Del 10 al 14 de octubre la Ciudad de Buenos Aires celebra la Semana del Diseño, una iniciativa que se lleva a cabo en distintas capitales del mundo, y que reúne distintas propuestas vinculadas a esa importante industria creativa.
Con una agenda llena de actividades, charlas y talleres, el capítulo porteño de de esta iniciativa estará focalizado en demostrar el alcance del diseño como motor de innovación, sustentabilidad e inclusión, eje a partir del que, el jueves 11 desde las 19 hs, Malba Tiendapresentará, Saber hacer, hacer saber, un proyecto curado por la especialista Luján Cambariere que explora las relaciones entre diseño y artesanía.
Específicamente, Saber hacer, hacer saber, da cuenta de los resultados de un workshop ideado por Cambariere, donde once diseñadores invitados reusaron y resignificaron algunas piezas artesanales de organizaciones sociales emblemáticas del Comercio Justocomo Arte & Esperanza, Siwani, Silataj, Red Puna y de la comunidad de randeras de El Cercado de Tucumán.
Para conocer algunos detalles más de esta propuesta que se inscribe en el marco del Programa Artesanado Argentino, ideado con el objetivo generar empleo a partir del saber hacer diverso, rico y amplio de nuestro territorio, Palabrasdialogó con Cambariere, periodista experta endiseño y artesanía, y curadora de la iniciativa.
¿Cómo surge el proyecto que presentarán en Tienda Malba?
Yo soy periodista especializada en diseño, y curadora de temas de diseño y artesanía, y generalmente todos los años hago diferentes propuestas de trabajo para Malba, en este casoSaber hacer, Hacer saberforma parte, además, de otro proyecto en el que estoy colaborando desde el año pasado: el programa Artesanado Argentino, una propuesta que se presentará formalmente en noviembre en el CCK, motorizada por la vicepresidente de la nación Gabriela Michetti, que bajo el objetivo de generar trabajo a partir del saber artesano articula todas las herramientas disponibles desde el Estado para generar proyectos productivos y comunitarios, para desarrollar y fomentar la artesanía y la economía del pequeño productor contemplando toda la cadena de valor.
En ese marco, específicamente esta colección que se presentará en Tienda Malba es el resultado de un taller de tres días que realizamos en junio de este año con 11 diseñadores jóvenes, pero con una interesante trayectoria, con el objetivo de darles nuevos usos a un conjunto de productos artesanales realizados por organizaciones sociales emblemáticas del comercio justo como Arte & Esperanza, Siwani, Silataj, Red Puna y de la comunidad de randeras de El Cercado de Tucumán.
Un trabajo interesante, intenso, pero nada fácil porque partiendo de artesanías muy tradicionales, no de materias primas, los diseñadores Ana Wasserman, Eugenia Foguel, Rosaura Flynn, Ana Fernández, Eugenio Paz, Nacho Fabio, José Domímguez, Iván Lopez Prystajko, Matías Pérez Fichera, Juan Pablo Cambariere y Hernán Ohashi, logaron, solo en tres días, sacar productos nuevos.
¿Qué nos podés adelantar de esos trabajos?
El conjunto es muy amplio, comprende desde lámparas colgantes, luminarias de pie, veladores, bandejas, contenedores con formas de robots y animalitos, aros, collares hasta juguetes. Y todos ellos elaborados a partir de los productos y materiales de las comunidades participantes: lana de llama, madera de palo santo, fibras de carandillo de la comunidad Pilaga, randa tucumana y chaguar.
¿Cuál fue la recepción que tuvieron estas nuevas creaciones por parte de las organizaciones productoras de los objetos iniciales?
Las recibieron con muchísima alegría, porque aunque hay todo un mito en torno al conflicto entre artesanos y diseñadores, las organizaciones y los artesanos entienden que estos trabajos al actualizar sus productos a las demandas del mercado, potencian las posibilidades de vender lo que hacen, vivir de lo que aman, y perpetuar su saber hacer artesano.
En el Malba, por ejemplo, vamos a encontrar luminarias, y también unos cuellos súper modernos realizados con randa tucumana, un tipo de encaje que se usaba usualmente como carpetita, algo que ya no es tan común encontrar en una vivienda contemporánea; o juguetes realizados a partir de las llamitas de red puna, esas que uno suele comprar como souvenir, pero que difícilmente sirven para jugar, y en estos, y todos los casos, está claro que al hacer las piezas más contemporáneas las posibilidades de venderlas se multiplican.
¿Y para los diseñadores cómo fue la experiencia?
Muy rica, porque tomaron contacto con técnicas y materiales propios de nuestra identidad pero desconocidos para ellos, ya que en general los chicos salen de la universidad sin noción de lo que es el chaguar o la randa, porque, justamente, su formación no contempla que lo sepan, pese a ser materiales originales de nuestro país.
Lamentablemente en general conocemos todas las características de las fibras asiáticas,pero ninguna de las que tienen las nuestras, y ni hablar de los pueblos originarios que las trabajan. En ese sentido, y más allá de que los objetos finalmente se vendan o no, la presentación del proyecto en el Malba ya implica un importante paso en la difusión de lo nuestro.
Entiendo que esta iniciativa, además de inscribirse en Artesanado Argentino, responde a una premisa que venís trabajando hace unos años en torno a la importancia de potenciar el binomio artesanía – diseño para generar una mirada desde el sur
Exactamente, ya que como periodista y editora del suple M2 de Página 12 durante más de 18 años siempre escribí de lo propio, no de Milán o Nueva York, y en ese camino entendí que al no tener grandes industrias, ni tecnología, la intervención y el trabajo en diálogo con los artesanos, con sus técnicas, sus materiales, y centralmente con el modo artesanal, es la gran respuesta que podemos dar desde el sur del mundo a los desafíos que implica el diseño en la actualidad.
Obviamente hay un largo camino por recorrer, y en ese transitar el diseñador aprende muchísimo del artesano en torno a la modalidad de trabajar los materiales, las tecnologías que usan, sobre su lugar, sus mitos, sus ritos, etc; y el artesano también sobre cuestiones como concebir un objeto dentro de una familia, o ponerle un precio, etc.
Por otra parte, creo que definitivamente hoy el mundo también está pidiendo esto, porque frente a una globalización que propone todo igual, hay una búsqueda de la identidad, y también una revalorización de la artesanía frente a sociedades hipertecnologizadas.
Hoy hablabas de los vacíos en la formación profesional para dar cuenta de estas posibilidades, ¿esto sigue siendo así?
Como planteo en mi libro El alma de los objetos,creo que en la universidad rige aún un paradigma que viene desde afuera, y que obtura en cierta medida la generación de un pensamiento con capacidad de dar cuenta de nuestras realidades, y si bien en los últimos años esto se empezó a revertir, aún persiste esa tendencia.
¿No hay un riesgo en este camino de caer en cierta estetización de la pobreza?
Nosotros no hacemos marketing social, no somos Lacoste que va a las favelas para lanzar una línea de remeras, que después se venden en Lacoste, y por las que la plata va a Lacoste. Lo nuestro es diseño de la periferia, que es lo que hacemos porque, en definitiva, es donde estamos y lo que somos.
Los pueblos originarios, por otra parte, son maestros del comercio justo porque han hecho todo bien mucho antes de que existiera el movimiento en Holanda, planteando el respeto al medio ambiente, la importancia de pagar precios justos al artesano o al productor.
Igualmente yo soy muy de la acción, y entiendo que hay mucho camino por recorrer, que hay que hacer, y que todo es perfectible. Los vínculos son muy uno a uno, no se puede hablar del binomio diseño artesanía en general, y aquí concretamente las organizaciones están muy felices por la visibilidad que les da el Malba, por los productos que se han realizado, y porque necesitan vender. Es un punto de partida, reitero, en un camino extenso que estamos decididos a seguir recorriendo juntos.
Diseño & artesanía Saber hacer, hacer saber se presentará el jueves 11 desde las 19 hs en Tienda Malba, Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415.