“A veces no sé si pongo un límite porque hay que poner como si hubiera una voz superior que me dice: ‘Ahora tenés que poner un límite’. O, porque realmente quiero poner ese límite. No es fácil sobre todo porque tenemos esta cosa que sean libres, que no se sientan atados”.
Sebastián Wainraich (conductor y actor)
“Hay algo muy traumático en el hecho de ser padre, pero no tanto en el sentido del sufrimiento en sí que sí lo hay, sino en el sentido de huella. Quedás modificado cerebralmente a partir de que sos padre”.
Pedro Mairal (escritor)
“Es mucho más lo que aprendo yo de Teresa que lo que creo que Teresa aprende de mí”.
Franco Torchia (periodista)
Dos padres reflexionan sobre la transformadora experiencia de tener un hijo. Esta podría ser la premisa de Pá, el podcast sobre paternidad que creó el comediante y músico Tomás Grounauer. ¿Qué se gana y qué se pierde con la llegada de un niño? ¿Qué miedos aparecen? ¿Qué clase de padre soy? ¿Qué comparto con ellos? son algunas de las preguntas que aparecerán en los casi 50 minutos que dura cada episodio. Este no es un podcast con verdades absolutas. Todo lo contrario. La única convicción de los entrevistados es que se aprende a ser papá y que ese aprendizaje es constante.
Conversamos con Tomás Grounauer, creador de este proyecto y padre de un chico de 11 años.
¿Cómo surge Pá, el podcast que hacés sobre paternidad?
Pá surge como un deseo de abrir un espacio de diálogo entre varones donde la paternidad sea el factor común, pero también con la posibilidad de ramificarse hacia otros lados. En principio, como un espacio donde dos varones se encuentran a hablar de un tema universal como es la paternidad o ser papá, que es incluyente a todos porque uno puede no ser papá, pero sí ha tenido papá, de alguna manera, ha sido paternado o paterna. Es una función más que una identidad y me interesaba hablar de este tema con otros varones para enriquecernos mutuamente de las experiencias y de los puntos vista de otros, de los sentires. Un poco también para flexibilizar el diálogo entre varones y enriquecer el temario del diálogo.
¿Qué te sorprendió de la paternidad?
Me fui sorprendiendo con la capacidad animal que tenemos de sobrevivir y de cuidar a la cría y de cómo hay un instintito que prevalece a cualquier idea previa que uno pueda tener. Me sorprendí de la presencia de ese instinto que yo lo creía silenciado y que se despierta en situaciones como cuando un hijo necesita ir a la guardia porque le duele mucho algo o porque pasó algo. A cualquier hora, uno tiene que salir de la manera en la que esté, ir y lidiar con la situación. Recuperar la animalidad instintiva. Luego, un montón de detalles. En cualquier caso, es reconciliarse con la vida, al ver al hijo desarrollarse paso a paso, todas las primeras veces de todo. El primer pañal que uno cambia, el primer baño que uno le da, la primera vez que uno se despierta a la noche, la primera risa, la primera caída, todos son momentos inaugurales permanentes, uno tras otro. Eso te deja en estado de estupefacción permanente. Me fui sorprendiendo de lo lindo que es conectarse con eso.
¿Qué crees que te aportó conversar con otros padres?
Me aportó la voz de otros, distintos a mí e iguales a mí. La igualdad dentro de la diversidad porque cada uno con su individualidad me hablaba de cosas con las que yo me podía identificar. Entonces hay un espacio común por debajo de toda ideología, por debajo de toda experiencia que uno tenga en el mundo. La experiencia de paternar es universal y transversal. Me aportó conocer distintas mentes de otros papás, sus valores, las cosas a las que les dan importancia y también mucho en el diálogo, en la manera que hablamos, la manera que tienen de acercarse al tema, algunos lo hacen con mayor apertura, otros de una manera más emocional, otros más intelectual, otros tienen el tema un poco más elaborado, otros me di cuenta de que no lo tienen tan elaborado. En cualquier caso, lo que más me gustó es las distintas personalidades lidiando con algún tema en común.
¿Qué te enseñó o qué compartís con tu hijo?
No creo que un hijo sea un maestro, un hijo es un hijo. No lo pongo en ese lugar. La vida te enseña, la vida me enseñó a sacar afuera mi capacidad de paternar, la que puedo. Uno es el padre que puede, no el que quiere. No sé si me enseñó algo, me despertó en mí conocerlo a mi hijo, que exista mi hijo despertó en mi un amor que yo creía dormido e imposible y lo despertó y lo sigue despertando más allá de cualquier idea. Es una cosa hasta animal, instintiva, biológica, que tenemos todos los mamíferos, que nosotros le decimos amor y ciertamente lo es, pero viene desde una cosa celular primitiva, el amor.
Mi hijo está entrando en una etapa, está preadolescente y no compartimos tanto ahora como cuando era más chico que compartíamos todo, pero es algo que va cambiando. Compartimos el interés por los videojuegos, memes, el humor. Nos reímos de cosas juntos, yo le muestro cosas que me hacen reír y él me muestra cosas que lo hacen reír. En el humor, encontramos un terreno en común.
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