Entre el 10 y el 14 de octubre se realizará una nueva edición del Filba, que celebrará su décimo aniversario con 20 invitados internacionales, y más de 100 participantes nacionales.
Anne Carson, Horacio Castellanos Moya, David Leavitt, Rodrigo Fresán, Samanta Schweblin, Raúl Zurita,Edmundo Paz Soldán, Horacio Castellanos Moya y Fernando Savater, serán solo algunos de los autores que participarán de esta fiesta de la literatura, que abrirá el martes 10 la escritora francesa Catherine Millet, con una conferencia en la que desarrollará su particular y polémica mirada en torno al interrogante ¿Existe la mujer?
Para conocer algunos detalles más de la programación del festival, que este año, además, volverá a cruzar fronteras y se celebrará de manera simultánea en Montevideo, Uruguay, y Santiago de Chile, Palabras dialogó con Gabriela Adamo, directora de la Fundación Filba, entidad responsable del festival.
Luego de un año que no ha sido fácil para el sector editorial, afortunadamente ya estamos en las vísperas de una nueva edición del Festival, que llega, además, bajo el signo de la fiesta por el 10° aniversario.
Realmente este ha sido un año difícil, plagado, además, de noticias como ahora el resultado de la primera vuelta en Brasil frente a las que inevitablemente una y otra vez nos preguntamos ¿qué festejamos? Pero bueno, decidimos insistir con la fiesta como eje porque también es cierto que este año se cumplen 10 ediciones del FILBA internacional, un festival organizado por una institución chica, privada, que le pone mucho el hombro, y trabaja en gestión asociativa permanente con muchísimas otras instituciones para que esto se pueda hacer.
Entonces, sostener este trabajo durante 10 años, crecer en el camino, hacer cada vez más cosas, e incluir cada vez más gente en torno a algo que nos hace bien a todos, como la lectura, es algo para celebrar. Porque más allá del contexto, acercar libros, y discusiones y conversaciones en torno a ellos, siempre es un motivo de festejo. Así, con eso en la cabeza, decidimos que esta 10° edición gire en torno a la fiesta como tema, y si bien lo discutimos varias veces, decidimos mantener este norte: poner los libros y la lectura en el medio de la escena es algo que siempre nos puede ayudar.
Para nosotros, además, fiesta se puede entender de muchas maneras, está la fiesta superficial, la que te aleja de la realidad, pero también la que implica ponerle cuerpo y cabeza a la situación, la que trata de abrirse para los demás y compartir. En este sentido, la fiesta es un espacio de resistencia, y eso es lo que queremos poner en el centro de la mesa en esta edición, donde, finalmente, gracias a la colaboración de un montón de personas que se sumaron para ayudarnos, pese a la crisis, a la devaluación y al dólar, vamos a tener el festival que queríamos y teníamos previsto hacer, sin dar de baja autores, ni cancelar viajes, y ahí está la resistencia también.
¿Justamente en relación al programa como fue el proceso de selección para esta 10° edición?
Como siempre fue muy arduo, muy conversado y debatido con el comité asesor, y también una combinación entre lo que deseamos y lo posible, porque los escritores tienen agendas cada vez más complejas, que requieren trabajar con muchísimo tiempo de anticipación. Pero realmente estamos muy contentos con el resultado, y la posibilidad de que este 10 aniversario cuente con autores internacionales como Anne Carson, la enorme poeta canadiense que hace mucho queríamos traer y finalmente nos dio el sí, con David Leavitt, una de las grandes figuras de la literatura norteamericana de su generación, autor de clásicos como Mientras Inglaterra duerme y Los dos hoteles Francfort, que aquí se hizo muy conocido a partir de El contable hindú, y cuya obra publicó íntegra Anagrama, Irvin Welsh, que viene por segunda vez, o Catherine Millet, que va a ser la encargada de la conferencia de apertura, solo por destacar algunos de la extensa lista de autores que nos van a acompañar.
¿Y en relación a los nombres locales y de Latinoamérica cuáles son los puntos fuertes de esta 10 edición?
Para mí todos los autores que invitamos son importantes pero creo que, obviamente, las presencias de Samanta Schweblin y de Rodrigo Fresán, dos escritores argentinos que viven afuera, hace mucho que no vienen, y afortunadamente van a estar aquí, es para destacar, no solo porque los dos son muy importantes, sino también porque es interesante ver lo que puede surgir de sus miradas, ya que son de aquí, pero viven afuera, habrá que ver entonces qué nos dicen, y cómo nos ayudan a pensar. También, entre más de 100 autores, estará Raúl Zurita, que viene de Chile, y es uno de los poetas de lengua española vivos más importantes de la actualidad; o Edmundo Paz Soldán, que es un cuentista inmenso, igual que Fabio Morabito.
Luego, tendremos también a Carolina Sanín, que es una joven escritora colombiana que está publicando Blatt Y Ríos, cuya presencia nos interesaba especialmente porque cuando una pequeña editorial hace una apuesta y publica un autor latinoamericano poder apoyarlos y acompañarlos es algo que nos alegra muchísimo. Que los buenos libros lleguen a la mano de los lectores es un trabajo colectivo, requiere al autor, al editor, al traductor, al corrector, a la librería, y a todos y a cada uno de los puntos que son parte de esa cadena tratamos de reunir aquí.
En esa línea, también, en esta edición realizaremos nuestra primera feria del libro, que va a desarrollarse el sábado 13 y el domingo 14 en plaza Perú – Avenida Del Libertador y Salguero, con una veintena de editoriales pequeñas e independientes, con quienes compartimos una misma sensibilidad literaria, que van a venir aquí con sus libros, para seguir juntos moviendo esta rueda.
¿A horas de la apertura cuáles son tus deseos o expectativas para esta edición?
La verdad, lo que más deseamos, y ojalá suceda es que la gente que se acerque al festival tal vez un poco desprevenida, tal vez buscando los nombres más fuertes, o atraída por alguno de los espectáculos musicales que programamos -donde tendremos figuras como Julieta Venegas- descubra un autor nuevo que le de vuelta la cabeza, que lo haga ver el mundo de otra forma, y lo lleve a decir: “Qué bueno que vine, porque si no venía al FILBA no lo hubiera descubierto”. Si podemos lograr eso, que eso le pase a alguien al menos, vamos a estar realmente muy felices.