2016 ha sido un año particularmente intenso para el Centro Cultural Ricardo Rojas, marcado por el abordaje de nuevas problemáticas, centralmente a partir del Proyecto Familia, que indagó en sus nuevas modalidades; y también por la vuelta del teatro para niños, con la obra El vestido de mamá, que obtuvo una excelente respuesta del público.
Junto a esas iniciativas, como es ya una tradición, el ciclo Operas Primas contó con gran apoyo de los espectadores, que acompañaron masivamente a Homealone, de Carla Grella, Orfeo Mezzosoprano, dirigida por Miguel Sorrentino, y La vida feliz, de Pablo Rojas, propuestas, que junto a Mientras muero imagino huevos que se pudren, de Leandro Orellano, merecedora de una mención, se presentarán también en 2017.
Mientras el Centro Cultural se prepara para iniciar la etapa de verano, centrada en los talleres, que con más de 800 propuestas forman año a año a más de 30 mil alumnos, y en la celebración del carnaval durante el mes de febrero; Palabras dialogó con la Licenciada Cecilia Vázquez, coordinadora general de Cultura de la Universidad de Buenos Aires, y responsable de su principal espacio cultural, para conocer en detalle un balance de esta rica dinámica.
Te pido inicialmente un balance de lo que ha sido este 2016 para el Centro Cultural
El Rojas continuó en 2016 la senda experimentación y cruce de disciplinas bajo el Proyecto Anual Familia. Con la producción original del Centro Cultural de la UBA, diversos artistas y docentes universitarios indagaron qué es eso que llamamos familia en el siglo XXI.
Marcos López, Sofía Wilhelmi, Jessica Pinkus, Dani Umpi, Pablo Ramírez y otros, crearon una plataforma oblicua donde emergieron nuevas representaciones, nuevas preguntas, nuevos fantasmas sobre la identidad.
También, para cerrar la temporada, el clásico Óperas Primas volvió a demostrar la vitalidad de la escena porteña, con tres piezas de noveles directores, que se reestrenarán en febrero junto a una mención.
¿Qué otras áreas o proyectos mostraron ese dinamismo?
Como todos los años el ciclo Sub30, verdadero semillero de coreógrafos, permitió montajes disruptivos en un espacio reconocido. La perla del año fue Pit Stop or the lollipop man, de Exequiel Barreras, el prestigioso bailarín con proyección internacional, que hizo sus primeros pasos en la mítica sala Batato Barea.
Además este año se realizó la primera de varias sesiones de Cielos: una experiencia multidimensional sobre el Cosmos en el CCK, y también allí tuvo lugar la actividad interactiva de Loca Orquesta de Tablets.
¿En esa línea de trabajo con otros espacios culturales qué otras iniciativas realizaron?
En relación a esto cabe mencionar las notables performances de la Orquesta de la UBA RRojas, tanto en nuestro centro cultural como en otros espacios, junto a grandes del canto de la talla de Jairo. Una acción que trasciende el Rojas, y que exhibe una programación artística y formativa extensa, en la búsqueda de los desafíos de la universidad pública del 2017.
¿Cómo viene 2017 para el Rojas?
El año que viene, desde el 15 de febrero hasta el 3 de marzo, habrá actividades ligadas al Carnaval: talleres, charlas y espectáculos. Además, el Cine Cosmos continuará con el Ciclo Rojas, una actividad complementaria de los cursos del Rojas, y tendremos Extraña vecindad, de Virginia Ravenna y Sandro Nunziata y el Festival Rojas Danza.