El grupo musical infantil Canticuénticos recibió esta semana un reconocimiento de parte de la Comisión Municipal de Folklore de Cosquín en la 60º edición del Festival Nacional de Folklore por «su valioso aporte al cancionero infantil popular argentino y latinoamericano».
En febrero, este grupo de música para toda la familia visitará Buenos Aires para ofrecer un show al aire libre en el patio del Konex, trayendo desde Santa Fe sus canciones, con hits como La Cumbia del Monstruo de la Laguna, El Mamboretá y Bate con la cucharita , entre otras.
Además, la presentación coincidirá con el lanzamiento de un nuevo libro, Pañuelito blanco, el séptimo de la colección Canticuénticos en Papel, sobre una de las nuevas canciones del próximo disco que saldrá en unos meses.
Hasta hoy Canticuénticos tiene editados cuatro discos con canciones originales: ¿Por qué, por qué? (2018), Algo que decirte (2015), Nada en su lugar (2013) y Canticuénticos embrujados (2009). Sus canciones se cantan, bailan y escuchan en miles de escuelas y jardines de Argentina y Latinoamérica, y sus videos son vistos cientos de miles de veces por día, acumulando más de 180.000.000 de vistas en su canal de YouTube.
Pero además, la agrupación va más allá de la música y es también sinónimo de lectura: Canticuénticos en papel es una colección de libros que incluye las letras de algunas canciones y cuenta con ilustraciones de Estrellita Caracol, que a su vez comparten con la música de Canticuénticos el amor por el trabajo artesanal y una atención a los detalles que alimenta diferentes miradas y escuchas.
Declarado “De interés cultural” por la Legislatura porteña y por el Senado de la Nación, también nombrado “Embajador Cultural” de la ciudad de Santa Fe y “Mejor Espectáculo Infantil 2018” por AADET, entre otros reconocimientos, la agrupación convoca a todas las edades para cantar, jugar y bailar a través de la música, el humor, la poesía y la emoción, con composiciones propias sobre ritmos argentinos y latinoamericanos, buscando ante todo vincular afectivamente a los chicos con su propio patrimonio cultural.
Para conocer un poco sobre su historia, las repercusiones del nuevo galardón que han recibido e indagar en su mirada sobre el folklore y la música infantil, Palabras dialogó con Daniel Bianchi, guitarra, charango y coros, de la agrupación.
¿Hace pocos días recibieron un galardón en Cosquín, que implica esto para ustedes?
Una alegría muy grande y una sorpresa. Siempre es un gusto recibir este tipo de
reconocimientos al trabajo, porque te reafirman en este camino que elegimos: el de hacer música de raíz folclórica para niños.
Por otra parte, este reconocimiento se suma a los que hemos recibido del Senado de la Nación, de la Legislatura de la Provincia de Santa Fe, de la Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, de la Legislatura Porteña, y principalmente a los millones de agradecimientos, reconocimientos que nos llegan a nosotros de las personas que nos escuchan: padres, docentes, chicos, que se acercan a hablarnos después de cada show o nos escriben, y nos llenan de responsabilidad también y de ganas de seguir haciendo cosas.
Antes hablabas del camino recorrido, ¿cómo fue el inicio de este viaje?
En principio fue un proyecto de composición de dos de las integrantes del grupo, que comienza unos dos años antes de la conformación de Canticuénticos, mientras ellas cursaban un taller con Jorge Fandermole, que es un referente, un compositor enorme de nuestra provincia.
En ese taller ellas trabajaron en juntas y escribieron unas 10 o 12 canciones, que grabaron con el objetivo de generar material para trabajar en escuelas para que se conozcan canciones nuevas, y haya más material para las aulas.
Con ese disco terminado, donde estuvimos como invitados muchos de los músicos que luego formamos el grupo, fuimos a varios sellos para ver si les interesaba editarlo, y así salió el primer disco: Canticuénticos embrujados, hace unos 11 años.
A partir de allí, desde el sello editor nos propusieron conformar un grupo para poder mover el material, porque eran todas canciones propias, inéditas y si la gente no conocía a los artistas era difícil pensar que pueda interesarse y comprar.
Se arma el grupo, primero fuimos un quinteto, hicimos un show para presentar en vivo el material, y casi sin pensarlo empezamos este recorrido grupal, que en octubre de 2019 cumplió 10 años desde su inicio. En el proceso grabamos tres discos más, y ahora estamos trabajando ya en el quinto.
¿Cómo fue ese primer encuentro con el público por fuera de la relación pedagógica, maestro- alumno a la que muchos de ustedes como docentes estaban habituados?
Primero quiero aclarar que ninguna de las canciones tiene una función pedagógica, no están pensadas desde allí, aunque sabemos que se usan mucho en las escuelas de la mano de docentes muy hábiles, pero no son canciones, por ejemplo, para aprender a contar hasta 10, que abundan mucho en la música para chicos.
Nuestros temas siempre estuvieron dirigidos a las familias, así que desde ese primer encuentro nos agrada mucho ver como cada vez que tocamos padres, niños, abuelos, tíos, amigos, todo el mundo, comparte ese momento cantando, y sirve para crear vínculos entre generaciones dentro de una familia. Nosotros, justamente, entendemos que la música folklórica es ideal para eso.
Luego, fundamentamos también mucho nuestro trabajo con el folklore desde el punto que los niños están creando su personalidad, y uno de los derechos del niño es favorecer la identidad vinculada con el entorno social, político, geográfico, y para todo esto el folklore es un gran aliado, porque el folklore es una música que habla como nosotros, usa nuestras palabras, nuestra tonada provinciana, etc.
¿Fue fácil cuando el éxito empezó a llegar mantener esas características frente a una industria que, en general, tiende a aplanar las diferencias?
Nosotros siempre supimos lo que queríamos hacer, y como tantos otros tuvimos que dejar de lado propuestas que no respetaban esos principios. En medio de una globalización tan marcada, que es casi una carnicería con la diferencia, y propicia la homogeneización, nuestra idea es levantar la mano desde una visión regional, argentina y latinoamericana, en la cual somos todos iguales, pero en la diferencia, porque la diferencia puede ser también lo que nos une. Por eso hablamos como hablamos, elegimos las palabras, y no matizamos nuestra tonada.
¿Bajo esos parámetros en términos de temáticas de qué se les puede hablar a los niños?
Nosotros además de músicos, docentes, en su mayoría también somos padres, y creemos que no hay temas vedados para los chicos. Los niños son por naturaleza curiosos, interesados en todo, y están viendo el mundo por primera vez, y nosotros estamos enseñándoles cómo es el mundo. Esconder temáticas, entonces, no sirve, porque ellos tienen una antena gigantesca que está todo el día abierta.
Sí creo que una de las claves del género es intentar hablarles a los chicos como si estuvieran hablando ellos, ponerlos como protagonistas, por eso las canciones, la literatura de nuestro grupo siempre habla en primera persona.
Tenemos, por ejemplo, una chamarrita, la canción del hornero, donde hay un personaje que es un hornerito, un animal que hace su propia casa, por eso lo elegimos, pero va recorriendo y descubriendo casas de las distintas especies, entre ellas la del hombre. Allí, en la del hombre encuentra casas muy fastuosas, otras muy humildes, casas donde no vive nadie, otras donde la gente está hacinada. Así, uno está hablando del reparto de la riqueza pero en clave de niño.
¿El proyecto también se ha extendido hacia el ámbito de la literatura?
Si, trabajamos con una ilustradora de Buenos Aires, Estrellita Caracol, y ya tenemos 7 libros. Encontramos en ella una afinidad estética muy linda, y así salió esta colección que se llama Canticuénticos en papel, donde ella toma letras de algunas de las canciones y las ilustra, con imágenes muy bellas, con collages maravillosos, técnicas muy propicias para trabajar con niños también.
Dentro de unos días tienen una nueva fecha en el Konex, ¿recordás cómo fue la primera vez aquí?
En Buenos Aires, pero también en todos lados, fuimos creciendo poco a poco, de manera constante pero sin saltos, y Buenos Aires específicamente siempre nos recibió muy bien, nos trató muy bien, tenemos un público que sabemos que nos está esperando, tanto allí como en otras ciudades nuestros shows son espacios de encuentro con gente que se repite entre actuaciones, que vuelve, además de todos los que nos descubren por primera vez. Eso nos da la pauta de que ocupamos un lugar importante para muchos padres, para muchos chicos, y ya formamos parte de lo cotidiano de su vida.
¿Cómo sigue el verano de Canticuénticos?
Este verano lo tomamos un poquito lejos de los escenarios porque estamos grabando nuestro quinto disco, que ya está bastante avanzado y queremos lanzar en abril. Tenemos fechas en Konex, en nuestra ciudad Santa Fe, luego en cuyo, también vamos a estar por Paraná, en abril iremos a Chile, y antes de terminar la primera mitad de año tendremos una incursión por el sur de Argentina también.