Hasta el miércoles 10 de abril todos los días a las 19:30 hs en el Cine Gaumont se presenta Candomberos de dos orillas, un documental de Ernesto Gut, que recorre la historia del candombe, desde su surgimiento en los barrios bajos de Montevideo, pasando por la reinstalación en Argentina en los años 70, hasta llegar a su actualidad.
Ganador del Premio del Público del Festival Internacional de Cine Documental 2018 de Documentalistas de Argentina, el tercer largo de Gut, que fue filmado en Buenos Aires y Montevideo, se destaca, dentro de un formato clásico, por traernos los testimonios de los referentes claves del género, pero también por el magistral hallazgo y uso de diversos archivos audiovisuales, provenientes de distintas épocas, que dan cuentan tanto de las raíces africanas del género como de su vigencia y vitalidad.
Para conocer algunos detalles más de Candomberos de dos orillas Palabras dialogó con Ernesto Gut, director del documental.
¿Cómo surge tu contacto con el mundo del candombe y la decisión de realizar este proyecto?
Mi primer acercamiento a la temática fue muy privilegiado, ya que hace unos años me convocaron para filmar los recitales y ensayos de Afrocandombe, un grupo legendario de afro uruguayos residentes en la Argentina, que fueron quienes lo trajeron a nuestro país en los años 70, cuando por razones ligadas a la dictadura en Uruguay, partieron de Montevideo para exiliarse en Buenos Aires.
En ese momento sentí una extrañeza y desconocimiento tal sobre el tema, que me motivó a investigar: quería conocer más, y ese es el lugar desde el que nació y encaré esta película.
En Candomberos de dos orillas no soy yo quien explica qué es el candombe, ni quien cuenta su historia y sus características, sino que son los propios protagonistas quienes lo hacen, y es a partir de sus relatos, donde dan cuenta de su historia, pero también de la historia más general de este ritmo, que la trama va avanzando.
Es que, finalmente, el candombe son los morenos y las morenas en la calle, haciéndose visibles en el espacio público, y esa es toda una expresión política. Es salir de las casas y mostrar la cultura propia, expresarse colectivamente, desafiar la opresión y la invisibilización. En realidad todo el arte callejero es una expresión política. Lo que pasa con el candombe es que esa expresión viene dada desde muy antaño, desde las épocas de la esclavitud, por lo cual política y culturalmente tuvo una gran importancia para que los afrodescendientes no perdieran su memoria más profunda.
¿Quiénes son esos protagonistas?
Muchos, obviamente los integrantes de Afrocandombe: Jimmy Santos, Juan Carlos Candamia Prieto, Ricardo Guaviyú Montoro, las leyendas activas del candombe afro uruguayo, y también Pedro Conde, un argentino que integra el grupo.
Luego desde Uruguay está Chabela Ramírez, que además de candombera, y una cantante muy talentosa, es una investigadora del género y de la historia de la negritud en Uruguay, que brinda un testimonio muy profundo en torno a la significación del candombe como manifestación política, como grito de liberación de los esclavos, y discute con quienes lo ponen en el lugar de simple diversión, como un género eminentemente festivo, y con todo el comercio que se da especialmente en Uruguay alrededor de esa visión. Ella rescata al candombe como un testimonio vivo de la cultura afrodescendiente que, en principio, es la de las personas que fueron traídas a América como esclavos.
Finalmente, entre muchísimos testimonios más, como los de los miembros de la comparsa Africa Ruge, de La Boca, que también es protagonista del film, es muy interesante el aporte de Fernando Lobo Núñez, el luthier más importante y respetado de Uruguay, quien no solo brinda testimonios interesantes, sino que también nos abrió la puerta de su taller y nos cuenta cómo se hace el tambor.
Si bien el documental da cuenta de los orígenes africanos del género, en el caso de nuestro país, la historia parece empezar en los años 70, ¿no había registros previos a la llegada de los exiliados montevideanos?
Si bien la música no tiene fronteras, y lo que uno escucha en una ciudad puede tener origen en cualquier otra, el candombe que se escucha y se toca en Argentina tiene origen afro uruguayo, ya que todo lo que hubo en otros tiempos se perdió, porque aquí el genocidio y la invisibilización de los negros, que llegaron en épocas de la colonia a conformar el 25 % de la sociedad, fue mucho mayor que en el Uruguay. Aquí los esclavos afrodescendientes fueron enviados a pelear en la guerra de la independencia, donde fueron masacrados junto a su cultura.
Junto al recorrido histórico, el documental intenta dar cuenta de las tensiones que hoy atraviesan al género, ¿cuáles son las principales que detectaste y de las que das cuenta en la investigación?
Hoy entiendo que existe una tensión fundamental, en función de la popularización del género, que conlleva disputas en torno a la tradición.
Luego, como toda expresión cultural, el candombe está cruzado por la agenda de debates contemporáneos, en torno, por ejemplo, al rol de la mujer. El candombe es originariamente una expresión muy machista, quienes dirigen las agrupaciones son varones, los que tocan los tambores también, etc. Todo eso está cambiando, pero no sin generar contradicciones y discusiones que, finalmente, implican también cierta apertura de las organizaciones candomberas, y la incorporación de valores ligados a la mayor participación democrática.
¿Finalmente, cuál es tu balance inicial luego del recorrido que ha tenido el documental por distintos festivales y sus primeras semanas en el Gaumont?
Uno nunca está totalmente conforme con lo que realiza, pero sí estoy particularmente contento con este documental ya que especialmente los candomberos lo han sentido como un trabajo muy profundo, donde, a través de la historia del candombe, se visibiliza la palabra y la memoria de los afrodescendientes.
Candomberos de Dos Orillas se presenta el jueves 4 al domingo 7 a las 12hs., el lunes 8 al miércoles 10 a las 19:30hs., miércoles 10 función de cierre con comparsa en vivo Cine Gaumont Espacio Incaa km0, Av. Rivadavia 1635.