El viernes 17 y el sábado 18 de enero en La Tangente, Ariel Ardit, uno de los mayores referentes de tango de su generación, presenta en vivo su nuevo disco Íntimos acompañado en piano por el arreglador y compositor Andrés Linetzky.
Luego de más de 20 años de carrera, siete discos editados como solista, varios premios obtenidos – Konex Platino 2015, Gardel 2015/17- y dos nominaciones a los premios Grammy, el cantor presenta su última producción, mientras trabaja en un nuevo proyecto, donde se dispone a sacarle al tango “ciertos bozales”.
Para conocer las características de Íntimos, que a pocos días de haber salido a las plataformas de streaming, lleva ya más de 1.000.000 de reproducciones, pero también indagar en lo que vendrá Palabras dialogó con Ariel Ardit.
¿Qué es íntimos, cómo lo describís?
El 16 de noviembre de 2019 festejamos los 20 años en la música en el Teatro Coliseo, y allí presentamos el disco, porque es el último pero también porque es un disco que vengo grabando hace como 15 años, ya que con Andrés Linetzky vengo trabajando hace mucho tiempo, y todas las versiones que hemos realizado, primero para cuarteto típico, después para orquesta típica, luego para orquesta sinfónica, etc. surgen de una primera versión que siempre es con piano y voz.
De alguna manera, yo con Andrés trabajo a medida: elijo un tema, lo canto, se lo muestro, y luego de acompañármelo varias veces, le digo cómo me gustaría cantarlo, y él luego transcribe su arreglo a la formación que corresponda en cada caso.
Pero siempre, antes que todo, trabajamos en dúo, y por eso siempre también desde siempre nos quedaba pendiente hacer algo solos, donde plasmar todo lo que disfrutamos en su casa de todas estas versiones más íntimas.
Así fue que el año pasado, en un hueco que teníamos entre presentaciones, hicimos un ciclo y grabamos en vivo, porque también es cierto que esta impronta del dúo se da muy bien en vivo, y queríamos representar eso, no perder esa frescura. Grabamos en mayo de 2018, en 2019 trabajamos en la mezcla, y casi al finalizar, allí por noviembre finalmente pudimos tenerlo. Así que Íntimos es un disco que tiene muchos años, pero que grabamos hace muy poquito.
¿Un disco que llega en un momento especial además?
2019 fue para mí un año especial, no de quiebre, pero sí donde me pasaron cosas, y donde sin querer hice un balance de estos 20 años, y no pude imaginarme en los próximos años haciendo lo mismo, y por eso sentí que tenía que pensar y proyectarme hacia otros lugares.
Desde ya soy un cantante de tango, no me puedo ir muy lejos, pero sí moverme algo. Ahora estoy presentando un disco con piano, antes presenté uno sinfónico, hay un segundo disco sinfónico que ya presentamos en Colombia y todavía no se grabó en estudio, así que está en lista de espera. Luego, todo lo demás han sido proyectos diferentes. Y en esa línea también siento que ahora tengo que intentar aportar una estética nueva, pero no para el tango, ni para la gente, sino para sentirme yo dentro de otro formato.
¿Algo que suena extraño cuando tu marca es justamente sostener lo clásico?
En parte creo que he buscado tanto ir a los clásico, ir a la pulpa, el embrión, al gen más tanguero -que sigo entendiendo es la manera de defender un género- que ahora siento que puedo abrir ciertas tranqueras, sin perder mi condición de cantor de tango, pero tal vez ganando en mi condición de intérprete al liberarle molinetes al tango, y expresarme como cantante en otros géneros.
Finalmente, eso fue lo que hizo Gardel hace más de 80 año, porque él fue el primer cantante de tango, pero también el primero en saltar ese cerco, porque cuando se justifica como cantante de tango, graba paso doble, pasillo colombiano, canción napolitana, canción francesa, graba en inglés, etc.
Creo que el género tiene bozales, y el intérprete es el encargado de correr ciertos riesgos, e invitar a la gente a hacerlo también mostrándole otro abanico.
¿Cómo crees que va a reaccionar tu público frente a esta propuesta?
A mí lo que me pasó fue una especie agotamiento, o aburrimiento, como cuando sentís que estás estancado en algo, pero no fue que de un día para el otro que me di cuenta, empecé a sentir que me pasaba algo, y fue todo un proceso.
Entonces entiendo que a la gente hay que darle tiempo para que madure esos cambios que el artista tiene que vivenciar, porque si uno no corre esos riesgos se queda en un formato estático, y lo más posible es que te guarden en una vitrina.
¿Ser artista es correr riegos también?
Claro, porque para mí, cuando tenía 20 años, también fue un riesgo ponerme en la piel de un cantante de tango de los años 40, porque ya habían sido, ya tenían su nombre, su prestigio, y uno tenía que estar allí cuando te decían: Uh pero como lo cantaba Floreal, como lo cantaba Gardel. Era un riesgo, te podían decir: «No pibe, vos no podés cantar».
Ahora, una vez que te justifican podés quedarte hasta el último día de tu vida haciendo ese formato y ese repertorio que funciona, y donde la gente ya te eligió. Eso no está mal, pero yo como intérprete tengo otras necesidades. Luego veremos que sucede.
Lo cierto es que esto no es una fatalidad, no me voy a ir del tango, solo voy a intentar aportar a mi esencia de cantante otros colores, ritmos, temas, que no sean solo tango, vals y milonga.
¿Junto a Gardel que otros referentes aparecen en esta decisión?
Gardel es un espejismo, por momentos lo ves cerca, y en ese momento es porque ya se fue, se rajó, y lo volvés a ver muy lejos. Ese es el mejor estímulo, perseguir eso que no se alcanza nunca.
Ahora, en este momento, con esta decisión no es que creo que esté siendo innovador para nada, Rubén Juarez ya hizo esto, grabó con batería, y el primer grupo electrónico lo tuvo Piazzola, y así puedo seguir enumerando, no estoy inventando nada.
Luego, puntualmente de los referentes actuales, justamente el año pasado cuando estaba en todo este proceso, vi un documental de Camarón de la Isla, que lo recomiendo mucho, que está en Netflix, donde él cuenta que le costó mucho llegar a donde llegó, pero en un momento decide hacer un disco nuevo, deja de trabajar con Paco de Lucía, y ahí aparece Tomatito, y arma un grupo nuevo, con una formación más electrónica, y tuvo las peores críticas de la gente clásica del flamenco, que, por su puesto, luego lo perdonó. Pero él hizo ese quiebre sin pensar en nada, porque cuando lo consultan solo dice que estaba haciendo lo que le gustaba, y lo que creía que podía defender.
Finalmente, alguien a quien admiro mucho, y tuve la suerte de conocer, y hoy me siento su amigo, y es un cantor que admiro profundamente, es Miguel Poveda, un artista que ha logrado ampliar los parámetros de su música, y moverse libremente, y con mucho respeto en distintos ritmos, y donde lo que siempre prevalece es que es un gran intérprete.