Arquitectura

Andrea Palladio: Un arquitecto de moda en Italia en el siglo XVI

La región de Véneto en Italia está llena de elegantes e históricas mansiones de campo, muchas de ellas construidas de acuerdo al estilo arquitectónico creado en el siglo XVI por Andrea Palladio. Andrea Palladio era un joven de Vicenza, ciudad ubicada al noroeste de Venecia. Comenzó su vida como cantero hasta que el humanista y […]

La región de Véneto en Italia está llena de elegantes e históricas mansiones de campo, muchas de ellas construidas de acuerdo al estilo arquitectónico creado en el siglo XVI por Andrea Palladio.

Andrea Palladio era un joven de Vicenza, ciudad ubicada al noroeste de Venecia. Comenzó su vida como cantero hasta que el humanista y escritor Gian Giorgio Trissino descubrió su talento y se propuso impulsar su carrera. Financió su viaje a Roma para que aprenda todo acerca de los principios clásicos de la arquitectura romana. Y en la ciudad eterna el joven arquitecto conoció a Vitruvio, el maestro constructor y diseñador más famoso del momento. Al regreso del viaje comenzó a dedicarse a la construcción de villas, edificios e iglesias en todo el norte de Italia, región que lo había visto nacer.

Aprendió acerca de la importancia de la simetría y la armonía en la planificación arquitectónica, especialmente en el diseño de grandes casas, palacios y edificios públicos. Cinco siglos después su legado sigue vivo, y en el noreste de Italia, hay más de cuarenta villas (casas de campo) en pie que atribuidas a su autoría.

Era el favorito entre los comerciantes más adinerados. Entre sus clientes se encontraban los hermanos Bárbaro de Maser, los Foscari de Malcontenta o la familia de Leonardo Emo de Fanzolo. Estas familias aristocráticas venecianas esperaban su turno para que el gran arquitecto diseñara sus villas. Estas magníficas propiedades eran concebidas para pasar el verano y allí recibir, entretener e impresionar a sus distinguidos invitados. Todo se trataba de una verdadera cuestión de status.

La influencia de Palladio

Con su estilo propio Palladio influyó a generaciones de arquitectos. Sus diseños fueron copiados y repetidos cientos de veces.  Hoy en día en la región del Véneto hay unas 4500 propiedades con estas características y de gran «interés histórico».

Trabajó en asociación con grandes pintores contemporáneos. Un ejemplo de ello fue su colaboración con Paolo Veronese en Villa Barbaro, en el municipio de Maser. Este artista recibió el encargo para decorar los interiores mientras Palladio diseñaba el magnífico edificio.

Cuando Lord Burlington viajó a Italia en el Gran Tour a principios del siglo XVIII quedó sumamente impresionado con estos edificios palladianos. Fue tal su admiración que se dedicó a la traducción de los «Cuatro libros de arquitectura» del italiano al inglés que Andrea había escrito. Además, encargó el diseño de su nueva casa de Piccadilly, en Londres, al puro estilo de Palladio. De la misma manera luego construyó la Chiswick House, una casa de campo inglesa inspirada en la obra maestra de Palladio «La Rotonda» de Vicenza.

A partir de ese momento las casas palladianas comenzaron a reproducirse poblando todas las islas británicas hasta cruzar el Atlántico y extenderse por los Estados Unidos. Inclusive Jefferson construyó su casa Monticello en este estilo.

La obra escrita antes mencionada le dio un impulso increíble en la difusión a nivel global de su estilo arquitectónico, y sentó las bases de un tratado que aún hoy está vigente. De hecho, tan importante fue el impacto de su trabajo que su nombre dio lugar a un nuevo adjetivo en el ámbito de la arquitectura: palladiano, que caracteriza una estética de inspiración clásica. La arquitectura palladiana está marcada por la austeridad, la belleza clásica y la simetría. Sin embargo, sus edificios fueron concebidos para ser habitados. Para muchos, paradójicamente, la perfección armónica de sus espacios estaba destinada a albergar la desordenada y dramática vida de sus habitantes, inclusive dentro de los palacios y villas.

No llama la atención que junto a los cuatro libros haya disponible muchos volúmenes que recopilan fotografías de todas sus obras. La influencia de Palladio y su legado sigue vivo y, aún hoy,  su estilo sorprende por lo actual que luce. En los últimos años, algunas propiedades menos famosas, han sido protegidas patrimonialmente para asegurar su preservación y  el legado.

Villa Emo, una villa palladiana perfecta

Cuando en el siglo XVI se desató la moda de que todo rico en Italia debía tener su casa de campo en la región del Véneto, la estrella más buscada fue Andrea Palladio. En parte porque trabajaba en Vicenza, era local, y su estilo había eclipsado al resto de los arquitectos por su encanto y refinación. Todos deseaban una construcción que englobe la elegancia que exprese su riqueza y estatus, y la simpleza de una casa de campo.

Existía el mito que varios de los comerciantes más ricos se desesperaban por conseguir «un turno» para trabajar con Palladio en el diseño de su villa. Cierto o no, los hechos demuestra que muchos de ellos lo consiguieron.

Uno de estos personajes de la época, y que consiguió sus servicios, fue Leonardo Emo. Lo contrató para construir su casa de campo en el pueblo de Fanzolo, al norte de Venecia. El resultado fue Villa Emo, que es considerada una obra maestra de la arquitectura clásica.

La mansión te recibe con una entrada estilo templo, elevándose sobre el suelo sobre una base con escalinata. Además de darle importancia, la altura ofrecía imponentes vistas a los propietarios hacia todas sus tierras circundantes.

Esta propiedad, además de ser una lujosa casa familiar de verano, funcionaba como granja. Increíblemente permaneció en manos de la familia Emo hasta el año 2004, lo que implican casi 450 años.

En su exterior es muy simple, revestida en piedra de color ocre y techos con tejas de terracota. Desde el centro de la villa se extienden dos alas, hacia el oeste y el este, creando una serie de arcadas que protegen la estructura del sol y la lluvia. Al final de cada ala se levantaba una torre que era utilizada como palomar.

Otra maravilla de la propiedad son los cuidados jardines que se extienden al frente y por los laterales de la vivienda. Atravesando el frente, una rampa conduce al pórtico de entrada, y era el lugar por donde llegaban los carruajes que ya desde lejos tenían la hermosa vista de la mansión levantándose majestuosamente sobre las llanuras.

Gran parte de la riqueza de la Villa Emo radica en su interior. La simpleza exterior contrasta con la decoración que se comienza a percibir ni bien se atraviesa la puerta principal. Es de imaginar que cuando los invitados cruzaban el umbral se verían gratamente sorprendidos. Detalles arquitectónicos exquisitos; un caleidoscopio de colores, texturas y motivos variados; y unos increíbles frescos.

Un equipo de trabajo que encabezó el artista Giovanni Battista Zelotti representó a través de grandes frescos, pintados directamente sobre las paredes de la villa, las distintas estaciones. El diseño también incluye la técnica de «trampantojo» (trompe-l’œil), que creaba ilusiones ópticas de tres dimensiones.

Cada uno de los frescos cuenta una historia asociada a los dioses romanos de acuerdo a la moda de la época. Estas casas de campo de las familias venecianas adineradas estaban pensadas para impresionar a sus invitados. Por tal motivo, el heroísmo clásico fue un tema recurrente en la decoración de las habitaciones y salones.

La elegancia del diseño Palladiano no ha quedado empalidecido ni por su interior ni por el paso del tiempo, y por esa razón Villa Emo es un tesoro arquitectónicos y pictórico a nivel mundial; y por suerte está abierta al público.

Su arquitectura en Vicenza

Dondequiera que camines por la ciudad su legado está presente. El resto de los edificios han intentado encajar en estilo en trazado urbano, que hace más de 400 años, ya había sido definido por los monumentos que él supo construir.

La mayoría de los visitantes que llegan hasta Vicenza quieren ver y apreciar la obra de Andrea Palladio. Inclusive en las oficinas de información turística entregan mapas con todos sus edificios marcados con rutas sugeridas para visitarlos uno por uno.

Gracias al tamaño reducido que tiene la ciudad es bastante fácil pasear por todas sus creaciones. Sin embargo es necesario entrar al algunos para visitar y apreciar su belleza interior.

Uno de los edificios más emblemáticos es el Teatro Olímpico de Vicenza, el teatro cerrado más antiguo del mundo aún en pie. Los asientos blancos se extienden en gradas en forma de semicírculo que ascienden hasta las estatuas que custodian el techo del recinto en la parte posterior. También hay un espacio para una orquesta al nivel del piso, entre los espectadores y el escenario. El fondo del escenario está conformado por varios pasajes que ofrecen una perspectiva extraña y lo convierten en un espacio tridimensional.

En 1585 se inauguró este teatro con una producción de ‘Edipo el Rey’. Aún hoy se pueden ver parte de las escenografías de la ciudad de Tebas que fueron utilizadas para esta obra. Es sin dudas una de las obras más destacadas de Palladio, quien utilizó a toda la ciudad de Vicenza como su propio escenario.

El legado de Palladio está presente en toda la región del norte italiano, el Véneto. En sus últimos años de vida fue nombrado «Arquitecto jefe de la República de Venecia», y recibió los encargues para realizar las iglesias de «Il Redentore» y «San Giorgio Maggiore».  Hay más de 40 casas diseñadas por él, además de varios palacios, iglesias y todo tipo de edificios.